martes, 14 de agosto de 2012

Sexto capítulo: 3/3


<<Flashback>>

*Narra Justin*

Ryan: Justin… Lo que cuentas…
Chaz: Es…
Yo: Ya lo sé, un poco raro. Un poco de anormal, de imbécil, de alguien tonto que os intenta tomar el pelo. Pero no, chicos. Es verdad. Es verdad que pienso a una chica que parece feliz, pero de repente una gran tristeza se apodera de mí. Y me da a entender, que esa chica no está así. Está triste. Y si la pienso, es por que tengo yo que ayudarla. No sé cómo. Pero lo haré.

Chaz y Ryan se miran.

Yo: Ag, está bien. Olvidadlo. Si no me queréis creer, allá vosotros. –Justin está a punto de marcharse, pero Ryan le detiene.
Ryan: Hey, Jus. Tranquilo. Mira, esta noche podemos hablarlo más calmado, ¿quieres?
Chaz: Eso. Caitlin y Christian van hacer una fiesta en tu honor .Vente.

Los miro un momento. Suspiro y asiento. Ellos se alegran y chocan los cinco. Me despido de mis amigos y me dirijo hacia casa.

Están locos por no creerme. ¿O el loco soy yo? Iré a esa fiesta. Me divertiré con mis amigos de aquí. Despejaré la mente, y mañana podré seguir comiéndome el coco. Así que Caitlin y Christian han hecho una fiesta en mi honor… Eso es raro.

¿Por qué no vinieron a la mía directamente? Bueno, por pasar más tiempo con Chaz y Ryan… Además, tengo que hablar con Caitlin. Tal vez le explique el por qué no quiero nada. A lo mejor ella no me toma como un loco.

A lo mejor…

<<Flashback>>

*Narras tú*

Bajo las escaleras de caracol y me introduzco en la cocina.

Alice: ¡David! ¡Baja ya! Tenemos que ir al instituto.

Me siento en una de las sillas que hay alrededor de la mesa. Al frente está Rubén. Alice me sirve una taza de chocolate caliente. Me sonríe y vuelve a gritarle a su hermano que baje a desayunar.

Rubén: Hey guapa, buenos días.
Yo: Tengo nombre, y no es guapa.
Rubén: Bueno, puedo apodarte así, ¿no?
Yo: No.
Rubén: Vaya. Me sorprendes cada día que vienes a mi casa, un poco más. ¿Sabes por qué?

No le respondo. Llevo mi taza a mis labios y sorbo un poco.

Rubén: Por que las chicas bonitas como tú, se lo tienen muy creído. Si no, mira a mi hermana. –Ella le vuelve a meter un manotazo en la cabeza, y yo evito reírme.
Yo: Bueno… ¿Las chicas bonitas como yo tienen cicatrices por la cara y alrededor de su cuerpo? –Rubén permanece callado. Yo le sonrío.

A veces, el que calla otorga. Y en esta ocasión, el chico de la mirada inquietante ha otorgado bastante.

<<Flashback>>

*Narra Justin*

Pattie: Justin, ¿a dónde vas? –Me pregunta mamá, mientras se apoya en la puerta de mi habitación, y yo me abrocho el cinto del pantalón.
Justin: Christian y Caitlin han hecho una fiesta para mí. Ya sabes… Irán todos mis amigos del barrio y conocidos de nuestra edad.
Pattie: Ah… Me parece bien que vayas y disfrutes hijo. No has parado estos meses. Te mereces un gran descanso. –Me acerco a mamá y la abrazo, mientras le doy las gracias por darme su permiso. Tendré dieciocho años. Pero siempre seré ese niño que cantaba en las escaleras del teatro Avon y le pide permiso a su madre para algo.
Pattie: Anda, ve y diviértete. Por cierto, dales recuerdos a los chicos de mi parte.
Justin: Lo haré mamá, estate tranquila. –Le doy un beso en la frente, me desarrugo la camisa con las manos y bajo las escaleras, mientras la abuela me pregunta a dónde voy, y el abuelo me da dinero. Cuando sabe de sobra que a mí no me hace falta que me de.

Pero, como dice él, que no se pierda la costumbre.

Les doy dos besos a los abuelos y salgo de casa. Un grupo de chicas se acercan a mí. Siempre hay una que nada más verme, se acerca y me abraza. Amo que hagan eso. Siempre intento recibirlas con los brazos abiertos.

Son muy especiales para mí. Me despido de ellas. Me preguntan que a dónde voy. Yo simplemente sonrío y empiezo a andar. Me gritan que me aman y yo les respondo que yo más, o yo también.

Antes de irme, pude oír que cuchicheaban un: “Seguro que va a ver a Caitlin.
Leí en Twitter que quería Justin volver a intentarlo con ella.”

Y un: “Jo, qué envidia. Caitlin tiene mucha suerte”.

Chicas, no sientan envidia de mis novias. Porque ustedes siempre van hacer las primeras, mis chicas y mis bebés. Siempre. Eso no va a cambiar. Somos una gran familia, que poco a poco seguirá creciendo. Simplemente, no tengan celos.

Llego a casa de los Beadles. Toco el timbre de la puerta. A dentro se oye música, y gente riendo. Va hacer una gran fiesta, lo presiento.
X: Hola Justin, se te echaba de menos por aquí. –Un chico rubio, ojos azules, ha abierto la puerta y me ha recibido con una gran sonrisa. Nos chocamos las manos y me da paso para que entre.
X: ¡Hey chicos! El invitado de honor ha llegado.

Christian anuncia mi llegada en el salón, donde hay más gente. Todo el mundo empieza a aplaudir y yo me siento un tanto abrumado. Sigo sin acostumbrarme a esto. Menos si se tratan de mis amigos de toda la vida, con los que jugaba al baloncesto, montaba en bici, jugábamos a las peleas y con los que iba y veía en el cole. ¿Qué ha cambiado? Yo creo que nada, pero ellos me ven ahora como la sensación del momento. El chico que tiene a las fans más pasionales y locas.

Saludo a unos cuantos amigos, mientras me dicen que su prima, la hermana, o hasta la vecina de al lado, se mueren por mí y hubiesen hecho cualquier cosa por venir.

Las cosas han cambiado y yo no me he dado cuenta.

Chaz y Ryan se acercan.

Chaz: Viniste Biebs. –Me saluda Chaz con un saludo de manos.
Yo: Imposible perderme esta fiesta. ¿Y Caitlin?–Ryan señala a las escaleras.

Caitlin baja de ellas, como si de una princesa se tratase.

Chaz: Anda, ve a saludarla. –Chaz me da un empujón, Caitlin me mira y yo le sonrío.

Ella es la que se acerca.

Caitlin: Hola Justin. –Sigue teniendo una voz preciosa. ¿Pero qué dices Justin?
Piensa en la chica de la playa… Te necesita…
Yo: Hola Cait. ¿Qué tal estás?
Caitlin: Yo bien, las cosas por aquí no han cambiado mucho. Bueno sí, Stratford está muy tranquila desde que el torbellino de Justin desapareció. –Los dos sonreímos.
Yo: Echo mucho de menos esto… Extrañaba tu casa. –Le digo mientras repaso el salón con una vista.
Caitlin: Ven. –Me pide mientras me coge de las dos manos por sorpresa.

Extrañaba sus manos, el tacto de ellas. Manos suaves y frías.

Miro a Chaz y Ryan, ellos me dicen que vaya con ella. Me dejo llevar por Caitlin.

Fuimos a fuera, a su jardín. Caitlin suelta mis manos y corre a un trozo del jardín, donde hay bastantes flores. Se agacha y las huele. Me hace un gesto con las manos para que me acerque a ella.

Caitlin: Huele. –Me dice mientras me acerca una flor a la nariz. Le hago caso y huelo.
Justin: Huele muy bien.
Caitlin: Sí…
Justin: ¿Quién las cuida?
Caitlin: Mamá las plantó, con ayuda de un jardinero, pero yo me encargo de cuidarlas.
Justin: Lo haces muy bien.
Caitlin: Gracias. Si quieres, antes de irte puedes llevarte una.
Justin: Muchas gracias.
Caitlin: Gracias a ti, por venir.
Justin: No iba a faltar a una fiesta hecha para mí.–Reímos.
Caitlin: Te he echado de menos, Jus.

Me pilló por sorpresa la contestación de Caitlin.

Yo: Yo también. –Caitlin y yo nos miramos por unos segundos. Ella se acerca a mí poco a poco, hasta que escasos centímetros nos separan. Yo no me muevo.

No sé por qué. Tal vez por que extrañaba esos momentos cuando solo estábamos ella y yo, y nadie más. Caitlin separa en seco. Tengo que tener una cara muy graciosa, por que ella me sonríe.

Puede que en otro momento me hubiese acercado yo a ella, y me hubiese comido su sonrisa a besos, pero en esta ocasión, otra chica me alumbraba con su sonrisa. Ella me esperaba, y no podía serle infiel.

Pero, ¿qué estaba diciendo?

Yo: Cait…
Caitlin: Shh… -Me interrumpe, mientras cierro los ojos. Su pelo cae en mi cara, y siento su mano por detrás de mi oreja. Cuando ya no percibo el olor de su perfume, me atrevo a volver a abrir los ojos. Me llevo una mano a la oreja, cojo algo. Abro mi mano y sonrío a Caitlin.
Caitlin: Para que no te olvides de mí. –Huelo la flor, mientras miro a Caitlin.
Yo: No lo haré.
Caitlin se acerca rápidamente a mí, y deposita un beso pequeño en el filo de mis labios.

Abro los ojos, y veo a Caitlin de pie, esperando a que me levantase. Me ofrece su mano y yo la agarro fuertemente.

Entramos juntos a su casa, pero ella fue a la puerta, a recibir más invitados.

Ryan: Vaya Biebs, qué cara más tonto tienes.
Yo: Chicos creo que debería irme…
Chaz: ¿Qué? No puedes irte. Tienes que quedarte y pasarlo bien.
Ryan: Eso.
Yo: Chicos estoy confuso, debo irme.
Ryan: Venga, una copa más y te acompañamos a casa.–Chaz me sirve un vaso con una bebida alcohólica, miro a Ryan, suspiro, cojo el vaso y ellos me sonríen.

Justin bebe de un trago, para sorpresa de sus amigos. Cree que solo será una copa más y se podrá ir a casa, con la excusa de que está cansado, cuando en verdad lo hará para pensar.

Pero… Si dijéramos que así fue, ya no habría trama de la historia, y esta historia sería como otra cualquiera. Justin nunca encontraría a la chica que piensa, ella seguiría atrapada en su casa y siendo manipulada.

Así que digamos que Justin creyó que solo sería una copa, hasta que empezó con la segunda, tercera, cuarta… Y sucesivamente.

Entonces, sí habría historia.

<<Flashback>>

*Narras tú*

Estoy sentada en mi mesa. En frente está Justin. Ni siquiera se ha dado cuenta que lo observo desde hace tres horas…

Alice: ¿Cuándo vas a hablar con él? ____, hey, te estoy hablando.
Yo: ¿Eh? –Alice está a mi lado, sentada encima de mi mesa.
Alice: Digo que cuándo piensas acercarte a hablar con él…
Yo: No lo sé. Tal vez él se dé cuenta y se acerque a mí… O cuando las chicas se separen de él…
Alice: Já. ¿Las chicas separarse de él? ____, es Justin Bieber. Siempre está rodeado de chicas. –Bajo la mirada por el comentario de Alice. Mis manos forman una O cerrada. Tiemblan. Vuelvo a mirar a Justin.

Es normal que no se dé cuenta que estoy aquí… Las chicas no le dejan mirar más allá.

No sabía que mi príncipe fuera el príncipe de otras…¿Estaré celosa?

Según Alice, esos síntomas no son buenas compañías…Y que el amor y los celos, no son compañeras muy amigables.

Es mejor que me controle. Respiro hondo. Tocan la sirena. Hora del recreo. Cojo mi bolso. Alice me coge del brazo.

Alice: Pero, ¿qué vas hacer ahora?
Yo: No lo sé Alice, no me vuelvas loca… -Salimos de clase.
Alice: A ver, ¿tú no querías ser feliz?
Yo: No quiero, lo deseo. Creo que me lo merezco. Pero es tanto el deseo que sientes por algo, que cuando crees que es inalcanzable, algo te dice que sigas luchando. Y cuando por fin parece que el mérito de tus esfuerzos tiene recompensa, parece casi imposible de creer que lo vas a lograr. Por eso voy lentamente. Aprovechando las oportunidades que tengo. ¿Entiendes? –Alice asiente.
Yo: No te preocupes Alice. Sé que tú también quieres que sea feliz, por que eres la persona que me ha visto sufrir siempre. No te preocupes. Sé lo que tengo que hacer. Hablaré con Justin después del recreo.

<<Flashback>>

*Narra Justin*

Llego a casa, mareado. Me dirijo rápidamente al baño, me arrodillo delante del retrete y vomito toda la bebida. Menos mal que Chaz y Ryan me han acompañado, aunque ellos dos estaban peor que yo.

Espero no haber cometido ninguna locura. Aprieto la cisterna, mientras veo como el vómito desaparece. Mañana les preguntaré a Chaz y Ryan… Me levanto y salgo del baño. Solo espero que ni mamá ni los abuelos me vean en estas circunstancias. Seré gilipollas…

Me dirijo a mi cuarto, me siento en la cama, me descalzo y me acuesto. Un fuerte dolor de cabeza no me ayuda, para conciliar el sueño.

Y ese ruido de mar tampoco… ¿Ruido de mar? ¿Playa? Seguramente será ella otra vez…

Yo: Mañana vuélveme loco lo que quieras… Pero ahora desaparece un poco, anda.

Justin abre los ojos. Parece que su mente, la chica, quien sea le hace caso. Es la tercera vez que le pide que pare y le hace caso.

Esto es de locos, si no fuera por que le está pasando a él.

*Horas más tarde…*

Justin se mueve mucho en la cama, suda por culpa de los gritos de una chica… Pero no logra despertarse. Pega pequeños saltos mientras le pide que pare y que se esté quieto. Quiere que él pare y que ella deje de llorar. Pero ninguno de los dos hace caso, y él no puede correr hacia ella y protegerla, aunque lo esté deseando.

Justin: ¡No! ¡Para! ¡Déjala en paz, no la toques!

Su madre y sus abuelos oyen los gritos, y se dirigen a su cuarto, se acercan a él y se sientan en su cama, mientras le repiten una y otra vez que es una pesadilla, pero Justin no despierta y continúa gritando. Pattie mira las manos de su hijo, están cerradas como puños, y él suda demasiado. Toca su frente.

Pattie: Mamá, está ardiendo.
Diane: Bruce, llama al médico. Yo iré a buscar un paño húmedo para intentar bajársela.
Pattie: Justin, tranquilo hijo. Es una pesadilla.
Justin: ¡No! ¡Déjala! ¡Suéltala maldito!
Pattie: ¡Justin!
Justin se despierta, cayendo al suelo.
Pattie: Cariño… -Pattie ayuda a su hijo a levantarse, pero este la aparta y sale corriendo de su cuarto. Pattie asustada por la reacción de su hijo, llama a gritos a Bruce y su madre.

Sigo oyendo raros ruidos de mi cabeza. Esto tiene que acabar. Sé cómo es su casa. Voy a ir a buscar a ese cabrón, y a arrebatarle a su hija.

Le voy a meter una denuncia que se va a cagar.

Justin corre escaleras abajo, su abuelo intenta pararlo, pero él le esquiva y coge las llaves de su coche.

Ella sigue lamentándose y pidiéndole a su padre que pare, pero él continúa jalándola de aquí para allá y propinándole fuertes puñetazos. Es como un disco. Constantemente las mismas imágenes.

Justin se mete en el coche de su abuelo, mientras su madre descalza, sale de casa y lo llama a gritos. Su abuela reza y su abuelo llama a su padre.

No está loco. El corazón le va a mil. Un impulso le ha obligado a salir de su casa y montarse en el coche.

Va a ir a buscarla. Va a salvarla de una vez por todas. Ya sabe lo que le pasa: sufre malos tratos.

Los gritos de ella continúan en su cabeza, y las manos de él en su cuerpo no se alejan.

Justin siente un fuerte dolor de cabeza, y las imágenes ya desaparecen y los gritos también.

El dolor de cabeza ha obligado a Justin que suelte el volante, y se acueste en el asiento de al lado.

Para así no sufrir daños mayores, tras el accidente que acaba de tener con el coche de adelante.

<<Flashback>>

*Narras tú*

Alice: Venga, volvamos a practicar.
Yo: Justin, soy yo, la ch….-El timbre que da comienzo a las próximas clases, se deja notar en todo el recreo con ese horrible ruido. Peor que mi despertador.
Miro a Alice, ella también tiene cara de pánico. La cambia rápidamente, se acerca a mí y me sacude los hombros, mientras me empuja para que empiece a caminar.
Alice: Tranquila, ¿sí? No pasa nada. Estoy segura que Justin te va a reconocer.

Llegamos a clase. Esperé a Justin en su mesa.

Por fin lo veo llegar, mi sonrisa se borra de la cara al ver que regresa con un ejército de hormonas revolucionadas detrás.

Sus dos amigos intentan chafarse de la multitud, y se asombran de verme en la mesa de Justin.

Chaz: Hey preciosa, ¿qué haces aquí? –Me recordó a Rubén. Estaba empezando a odiar la palabra “preciosa”.
Alice: Espera a Justin, ¿no es obvio?
Ryan: Hey relájate… ¿Qué mosca te ha picado, guapa?
Alice: Me conozco de sobra vuestras tácticas e intenciones. No soy tonta.
Yo: Alice, para…
Alice: Los tíos como vosotros me enerváis…
Yo: Alice por favor… -Dejo de mirarla con cara de asesina, cuando oigo la voz que me atrapó hace tres días en la playa. Mis manos comienzan a temblar.
Ryan: ¿Le pasa algo a tu amiga? –Le pregunta a Alice.
Alice: Tranquila. –Me intenta calmar, cosa que no funciona.

Justin pasa a mi lado, sin notarme. Alice y yo nos miramos, mientras que Chaz y Ryan se ríen por lo bajo. Alice le propina un manotazo a Ryan, y este se queja, mientras que Chaz ríe más escandalosamente.
Justin se sienta en su asiento, mira a Chaz y se da cuenta que estoy a su lado.

Ella empezó a sentir algo especial, cuando él la miró.

Sintió que ya no existía esa clase, que las risas de Chaz y los quejidos de Ryan pasaron a otro plano menos importante.

Justin: Hola, ¿quieres un autógrafo? –Yo le sonreí.
Yo: No, por increíble que te parezca.
Justin: No, te equivocas. El que no se cree esto soy yo. –Eso me extrañó, y hasta se pudo notar. Pero no le di importancia.

Miré a Alice. Ella me daba ánimos unos metros más allá, mientras levantaba los dos dedos pulgares. Yo la sonreí. Chaz y Ryan se miraban extrañados, cada uno a un lado de Alice.

Justin: ¿Tu amiga quiere un autógrafo? –Vuelvo a mirarle. No me acostumbraba. No me podía creer que él estuviese allí, tan cerca de mí. Tenía que hacer un gran esfuerzo por no abalanzarme y besarle.
Yo: No, Justin. No queremos ninguna de las dos ningún autógrafo.
Justin: Entonces, ¿qué queréis? –Eso sí que me sorprendió. ¿Es que no me reconocía? ¿Me estaría gastando una broma? Aunque no sé por qué.

Algo no iba bien. Respiré hondamente, cerré los ojos, dispuesta a decirle a Justin lo que Alice y yo habíamos ensayado minutos antes.

<<Flashback>>

*Narra Justin*

Oigo ruidos lejanos. Es la voz de una mujer. Otra simplemente llora. Un tercero le pregunta al médico si me recuperaré. Un cuarto grita mi nombre.

Pero no me importa. Solo me importa esta escena que tengo en mi mente.

Ya no oigo coches. Ya no oigo ambulancias. Ya no siento manos intentado sacarme del vehículo.

Solo oigo la risa de ella. Solo siento sus labios encima de los míos. Oigo como su corazón late. Repito su nombre un par de veces.

Creo que me introducen en una habitación, mientras piden a esas voces, que se queden fuera. Dos hombres. Dos mujeres.

La cabeza no me duele. Pero sé que algo va mal. No importa. Mientras ella se quede conmigo y pueda sentir sus labios besando los míos, lo demás no importa.

Es una playa muy bonita. Creo que iremos algún día juntos. Si logro abrir los ojos y levantarme de la cama. Quiero verla. ¿Dónde estará?

Oh no. Otra vez esa sensación. Hace… No sé cuántas horas que volví a sentirlas, mientras el coche que conducía se daba de frente con el que tenía delante. Mira qué eres tonto.

Creo que otra vez me voy a desmayar… No importa. Mientras ella se quede conmigo, y pueda volver a despertar para reunirme con ella, lo demás no importa.

“Amor… Quédate conmigo.”

<<Flashback>>

*Narras tú*

Yo: Justin, soy yo. Soy la chica a la que besaste en la playa. Soy la chica a la que juraste que si me iba contigo, sería feliz. Que no dejarías que nadie me hiciese nada malo, que me defenderías con tu vida si hiciese falta… -Justin se lleva una mano a la cabeza, mientras pone una mueca de dolor.
Yo: ¿Estás bien?
Justin: Lo siento… ¿Puedes repetirme lo que has dicho?
Yo: Justin, soy yo. Soy ____. Me dijiste que si me iba contigo, sería feliz… ¿Qué te pasa en la cabeza?
Justin: Lo siento, no sé quién eres.

Fueron las palabras más duras y difíciles que jamás había oído. Mi corazón se paró, la sangre no circulaba dentro de mí, mi cuerpo empezaba a helarse, y poco a poco sentía que me caía o me iba a desmayar.

¿De verdad que Justin no sabía quién era?

<<Flashback>>

*Narra Justin*

Una mano me acaricia suavemente. Muevo mi cabeza con cuidado, hacia donde es el roce. Abro los ojos poco a poco. Un hombre mayor está de pie, casi llorando. Otra mujer, también mayor le está pidiendo que llame al médico. Tal vez para que sepa que he despertado. ¿Pero dónde estoy? Intento levantar mi cabeza. La mujer, más joven que los otros dos, me pide que no haga esfuerzos. Mientras repite el nombre de “Justin”.
¿Podría ser yo? Me siento en la cama.

Yo: ¿Justin? ¿Quién es Justin? –La mujer mira a otro hombro. Está lleno de
tatuajes. Tendrán casi la misma edad. Ella me llama la atención. Empieza a llorar.

Muy bien tío, acabas de hacerla llorar. El hombre se acerca a ella e intenta tranquilizarla.

Me sitúo. Estoy en una habitación. Creo que en un hospital. Oh Dios, ¿qué ha pasado? Quiero preguntar, pero me siento incapaz. Un fuerte dolor acude a mi cabeza. Me doy cuenta que la tengo vendada. Y la siento…Vacía. ¿Puedes llegar a sentir tu cabeza vacía? Porque eso me estaba pasando.

Un médico entra. La mujer deja de llorar y el hombre le ayuda a levantarse.
Doctor: Hola señora Mallette, señor Bieber… Tengo que comunicarles algo. No es fácil.
Pattie: ¿Se recuperará?
Jeremy: ¿La operación fue bien?
Doctor: Su hijo se recuperará. La operación fue un éxito. -Ella grita de alegría, mientras le abraza y él exclama alegremente.

¿Ha dicho hijo? Son… ¿Mis padres?

Doctor: Pero no todo está bien en la cabeza de Justin.
Pattie: ¿Qué ocurre doctor?
Doctor: Su hijo está bien. Se recuperará… Pero… Ha tenido suerte.
Jeremy: Doctor, por favor le pido que nos diga qué le ocurre a nuestro hijo.
Doctor: Tras intervenir a su hijo en el quirófano, miramos las zonas más dañadas del cerebro. Y los resultados fueron concluyentes.
Su hijo sufre amnesia.
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¡Pum! Seguro que no lo esprábais :3 ¡Hola chicas, estoy de vuelta!
Primero, daros las gracias de que sigáis leyéndome. Echaba de menos no poder haceros volar, durante estos diez días.
Segundo, lo siento por partir el cap. No me dejaba subirlo tan grande-.-
Para terminar, si os sigue interesando, me mencionéis para el séptimo (@GuaxiBelieve) ó aquí en comentarios. Por favor poned vuestros Twitter's si no, no sé quiénes sois lol. Si tenéis alguna duda o algo, a mi Ask (GuaxiBieber1D11) Y mi cuenta de facts, que ha hecho una gran amiga para mí y mi cuenta: (@GuaxiFacts) Daros las infinitas gracias, y miles de perdones por la tardanza y partir el cap.
Sin más... Bienvenida a mi Mundo.








 Sexto capítulo: 2/3


<<Flashback>>

*Narra Justin*

Cojo mi maleta, y ayudo a mamá a coger la suya. Ella mira cada dos por tres por el cristal, impaciente por ver a los abuelos llegar. Yo sonrío. Me gusta verla tan feliz. Es el mejor regalo que podría recibir en estos momentos. El ver feliz a mi madre.
Está disfrutando como un niño en un parque de atracciones. Aunque también lo está pasando mal, como un niño que entra en el castillo del terror.
Pattie: No veo a tus abuelos llegar…
Yo: No te preocupes mamá, llegarán. Siempre han sido puntuales, ya lo sabes.

Cogemos las maletas y empezamos a caminar.
De repente, veo a dos viejecitos que al igual que mamá, se han desvivido por mí. Dos gorditos altos. Uno parece que está a punto de llorar, mientras que la otra se asombra al verme tan cambiado. Mamá corre a abrazarlos. Es increíble que no se haya caído con esos tacones. Las chicas de allí me miran, pero respetan este momento. Saben que he venido para estar con mi familia, recordar viejos tiempos, recuperar momentos perdidos y encontrarme de nuevo con mis raíces.

Contemplo este momento. Este momento de emoción, en el que mamá llora de felicidad y los abuelos se mueren por abrazarme, mientras que una sonrisa no se me va de la cara, y esa chica ha pasado a ser un segundo plano ahora.

Voy a abrazarlos, pero la abuela me detiene, me coge de los brazos y me observa de arriba abajo.

Diane: Justin, ¿qué es lo que te dan de comer? Estás muy delgado. –El abuelo se echa a reír.
Yo: Ninguna comida que sea tan rica como la tuya.–Le respondo. Me acerco a ella y la abrazo, mientras le doy un beso, luego al abuelo lo mismo, mientras me dice que estoy hecho todo un hombre.

Caminamos hasta el coche. Cuando salimos a fuera del aeropuerto, un grupo de chicas se agolpan a mí. Miro a los abuelos, que con sus cabezas dan a entender que no les importan. Les sonrío y una chica se pega a mí y me saca una foto. Firmo autógrafos, mientras más y más libretas con bolis me tapan la vista. Miro al frente y la sonrisa se me borra. Abro y cierro los ojos. Una chica me pregunta algo y vuelvo a mí. Vuelvo a sonreír, termino de firmarles, abrazo a algunas y les doy dos besos a otras. Corro hacia el coche y me siento en la parte de atrás, con la abuela.

Me seco la frente y miro por la ventana.

Diane: ¿Estás bien, Justin? –Miro a la abuela y le respondo que estoy bien.

Vuelvo a mirar a la ventana y antes de que el coche arranque, miro hacia ese sitio de nuevo.

A Justin le ha asustado algo. Ha hecho que tiemble todo su cuerpo. Más bien no fue algo, fue alguien.

El coche arranca. No hay nadie. Se echa para atrás e intenta despejar su mente.
Ha visto a la chica de su mente, en carne y hueso delante suya. Ha jurado verla. Si no fuese por que al volver a abrir los ojos, ella haya desaparecido. Como en su mente. Ahora tiene que pensarla para volver a verla. Si nunca antes la hubiese oído llorar, no le hubiese importado. Pero ahora sufre como ella cuando la ve, y quiere ayudarla. La desea. Solo algo lo impide. Saber quién es.

<<Flashback>>

*Narras tú*

Yo: Entonces volví a abrir los ojos… Y vi que volvía a estar en mi habitación.
Alice: Qué bonito. –Alice se ha emocionado con mi sueño. Coge un pañuelo y se seca las lágrimas. Yo sonrío y bajo la mirada al suelo.

Ella también parece desear con todas sus fuerzas que yo sea feliz.
Alice: Voy a sacar el pijama. –Me dice mientras se levanta y vuelve a abrir su armario.
Yo: ¿Pijama? ¿Qué pijama? –Le pregunto.
Alice: Pues el pijama. ¿Crees que vas a volver a tu casa? No. Si quieres, mañana vuelves. Pero esta noche te quedas aquí.

Alice me alcanza el pijama para que me lo ponga. Hago una mueca y salgo de su cuarto, dirección al baño.

Veo a Rubén en el cuarto de su hermano, con él.

Rubén: Hey hermosa, ¿estás mejor? –Me pregunta, mientras se apoya en la puerta del baño cuando yo estoy dentro.
Yo: Sí. –Él me sonríe. Entonces, tras sonreírme, Justin viene a mi mente. Sus sonrisas se parecen. ¿Eso es posible? Pero los dos me hacen sentir cosas totalmente contrarias. Mientras que Justin me eleva a las nubes, Rubén me eleva a un sitio desconocido que aún no logro explicar.

Le sonrío por cortesía, se aparta y yo puedo cerrar la puerta.

Rubén sonríe, mientras alguien por detrás le da una torta en la cabeza.
Rubén: Au, Alice. ¿Por qué has hecho eso? –Le pregunta mientras se da la vuelta, y agita su cabeza con una mueca de dolor.
Alice: Eso por ser un capullo con mi mejor amiga.
Rubén: ¿Qué? Ya le pedí perdón, intenté que me las aceptase.

Alice se apoya en la puerta del baño con los brazos cruzados.

Alice: Las palabras hacen daño.
Rubén: Y las palabras también sirven para pedir y suplicar perdón a alguien.
Alice: No siempre funciona. Cuando le haces daño a alguien, ya no hay vuelta atrás. El dolor se queda.
Rubén: Oh por Dios Alice…
David: ¿Qué pasa con ____? –Rubén y Alice miran a su hermano pequeño, que ha salido de su cuarto.
Alice: Nada. –Responde ella.
David: ¿Nada? ¿Y por qué siempre que viene llora, o está llena de moretones?
Alice: No es de tu importancia, David.
David: Sí que lo es, Estoy harto de que me tratéis como un niño pequeño, tío. Ya tengo catorce años. He crecido.
Alice: No te importa David. No te importa lo que le pase a _____. Y el tema está zanjado.

Mientras Alice deja de apoyarse en la puerta, Rubén suspira y David replica en voz baja, yo oigo todo desde dentro. Es imposible que no se den cuenta. Que no sepan lo que me pasa. Al principio las mentiras pueden pasarse, o creerse. Porque te pillan por sorpresa, por que no te lo esperas, y puedes engañar fácilmente. Pero ha medida que creces, te das cuenta de que las cosas que pasan a tu alrededor no son normales, o no deberían pasar. E intentas remediarlo, de alguna manera u otra para que acabe. Porque no es normal que siempre acabes cayéndote por las escaleras, que siempre sea la misma mentira. Que te vean llorar…

Igual que no es normal que tu padre te maltrate. Y si las personas de alrededor lo ven o se dan cuenta, harán todo lo posible por remediarlo y para que tu calvario acabe. Si son valientes y te quieren, eso es lo que harán. Así que por parte Rubén solo quiere ayudar… No era su intención decir eso, según él. Y además, me conviene llevarme bien con los hermanos de Alice.

Después hablaré con él, al fin y al cabo, no parece tan mal chico.

<<Flashback>>

*Narra Justin*
Ya hemos llegado. Una gran comitiva nos espera en la puerta de casa de los abuelos. Están Jazzy, Jaxo Chaz, Ryan, papá y más parientes. Una gran pancarta adorna parte del tejado de los abuelos. Con un:“Bienvenidos Pattie y Justin”.

Sin duda, las cosas no han cambiado.

El abuelo aparca justo al lado de casa, y yo abro la puerta y corro a abrazar a mis hermanitos pequeños. Mientras corro, mamá me pide que tenga cuidado. Abrazo a Jazzy, mientras me tiro al suelo y me siento. La elevo por los aires y después abrazo fuertemente a Jaxo, mientras lo pongo en mis rodillas y les hago reír a los dos.

Llevaba mucho tiempo sin oír sus risas, sin ver sus caras de felicidad, son oírles hablar… Me he perdido mitad de su infancia, y eso no volverá. Son de las pocas cosas que me arrepiento, pero lo hice por cumplir mi sueño. Mientras ellos sepan que yo soy su hermano mayor y que los quiero y siempre estaré ahí, con eso me vale para poder seguir yéndome, para siempre regresar y pasar largos tiempos con ellos.

Papá tiende su mano, yo le miro con ojos brillantes de la emoción, y se la estrecho. Mamá se acerca a él y le da dos besos que papá recibe agradecido, mientras se abrazan.

Jazzy: Justin, te he echado de menos.
Yo: Yo también Jazzy. -Le digo mientras la abrazo fuertemente y huelo su pelo.
Jaxo: Justin, mira lo que tengo. –Jaxo intenta llamar mi atención, le miro y le pregunto expresivo qué posee entre sus dedos y manos pequeñitas. Me da una hoja, miro a mi hermano pequeño, lo acerco a mí y le abrazo fuertemente, junto con Jazzy.
Jazz: Justin, se me ha caído otro diente. –Jazzy estira el labio con un dedo, para que pueda observar el hueco donde antes estaba su dientecito.
Justin: Guay Jazzy, te estás haciendo mayor. –Ella se sienta en mis rodillas.
Jazzy: Yo ya soy mayor. –Replica. Me río escandalosamente tras su comentario.
Diane: Justin hijo, levanta que tienes que comer algo.

Obedezco a la abuela, quito a Jazzy de encima de mis rodillas y me pongo de pie. Sacudo mi pantalón y mis manos, y me dirijo hacia la mesa donde hay distintos aperitivos y bebidas. Cojo un vaso, me sirvo un poco de zumo de naranja, y me meto un gusano de golosina a la boca. Dos seres se acercan a mí, hago como que no los he visto y sigo a lo mío, mientras miro los distintos platos.

X: Ejem, Chaz, ¿quién es este?
Chaz: Pues no tengo ni idea Ryan. Un momento. No puede ser. ¡Joder Ryan! ¡Es Justin Bieber!

Ahora les miro divertido, mientras los dos se acercan a mí a la vez y me rodean con sus brazos.

Yo: Hola chicos, os echaba de menos. –Les digo cuando nos separamos.
Ryan: Y nosotros a ti.
Chaz: Canadá no es lo mismo sin ti.

Sonrío y miro al jardín, donde hay varias mesas con más comida, y más gente llega. Mamá por un lado hablando con papá. Jazzy y Jaxo cogiendo cosas del suelo, mientras corren de aquí para allá, y música de fondo suena.

Chaz: La buscas. ¿No es cierto?
Yo: ¿Por qué no ha venido?
Ryan: No pudo Justin.

Bajo la mirada mientras asiento tristemente.
Chaz: ¿Quieres ir a verla?
Yo: ¿Dónde está?
Chaz: En las canchas.

Bebo un poco antes de proseguir.

Yo: Está bien. Primero ordeno la ropa de mi maleta, saludo a la gente y nos vamos.-Chaz y Ryan asienten.

Justin sube las escaleras, dirección a su cuarto. Pero se para en seco, mientras la imagen de la chica en la playa, con un ruido detrás de mar le vuelve a la mente, causándole un fuerte dolor de cabeza otra vez. Justin se apoya en la pared, mientras se echa para atrás. Abre los ojos, pero lo ve todo borroso. ¿Pero qué le pasa? ¿Por qué él? No entiende nada.

Justin: Joder, déjame en paz… Vete de mi mente. Lárgate. –Maldice en voz baja. El dolor desaparece por arte de magia. Justin abre los ojos rápidamente.

El corazón le va a mil. Esto que le está pasando no es normal. Continúa subiendo las escaleras… ¿Qué hace? ¿Se lo cuenta a su madre? ¿A su padre?
Pero no está loco. Esa chica es real. Le pasa algo y él la quiere ayudar… A lo mejor así deja de aparecer en su mente. Entra a su cuarto. Empieza a sacar la ropa y a ponerla en el armario. Es tonto. Porque si algún día ella se fuese de su mente, se sentiría vacío. Como si la extrañase.

Esta tarde irá con Chaz y Ryan a ver a Caitlin. Tal vez la vuelva a ver en persona, o hasta contárselo a sus amigos.

Sin duda le llamarán loco. Pero al corazón no se le puede decir de quién enamorarse. Incluso, apostando si esa chica no fuese real, se moriría por dentro de no poder verla nunca de verdad.

Teme eso, igual que teme no cruzársela nunca. Pero, es un Bieber. Siempre consigue lo que quiere.

<<Flashback>>

*Narras tú*

Bajo las escaleras de caracol, dirección a la cocina.

Rubén: Hey preciosa, yo que tú tenía cuidado de salir así a la calle.

Me miro y vergonzosamente y torpemente, me tapo con una bata de Alice. Le miro. Él está sentado en una silla, en frente de mí. Sorbe un poco de su taza mientras continúa mirándome. Su forma de mirarme me incomodaba. La de Justin me gusta. Apreciaba que solo me mirase. Amaba que lo hiciera. En cambio, desearía que Rubén nunca más lo hiciese. Me incomodaba. Pero tenía que salir de allí aclarando cosas y haciendo las pases.

Yo: ¿Puedo hablar contigo? –Le pregunté sin rodeos. Él deja su taza a un lado y me mira confundido. Bueno, él no miraba. Él observaba.
Rubén: ¿Qué pasa?
Yo: Acepto tus disculpas. –Su cara ha cambiado de serio, a mostrar una sonrisa de oreja a oreja.
Rubén: Bien, por fin. Creí que no iba a poder pegar ojo esta noche, pensado miles de formas en las que aceptaras mis disculpas.

Sonrío levemente.
Yo: Pero con una condición. Mi vida y lo que pase en mi casa, no te importa.
Él asiente.
Yo: Sé de sobra que no te crees lo de las escaleras. Es una mentira que ya no me creo ni yo misma.
Rubén: Entonces, ¿reconoces que tu padre te pega?

La imagen de papá pegándome antes de venir aquí, y mis gritos e intentos de defenderme, acuden a mi mente.

Miro a Rubén. Me doy media vuelta y salgo de la cocina.
Rubén no esperaba una respuesta de ella. Sabía de sobra que se callaría. A veces las personas callan. Y al callar, salen a la luz palabras que gustarían ser dichas, pero que por alguna extraña razón, no se dicen. Y extrañeza es lo que siente él cuando la mira.

Lo que le pasa se sabe que es por culpa de su padre. Pero, igualmente es rara. ¿Cómo una chica cómo ella, con una gran personalidad a la hora de vestir, con una gran inteligencia que saca a relucir y su desbordante sonrisa, está tan sola? Sin… Nadie.

Sin ningún chico que le pueda decir lo preciosa que es siempre que tenga la oportunidad. Sin ningún chico que la haga sonreír cuando esté triste y tienda su mano para ayudarla a levantarse, y su hombro sea su paño de lágrimas…

Seguro que tiene a alguien. Lo percibe. Seguro que su corazón ya posee a alguien.

Ese chico, puede ser el chico más envidiable del mundo, solo por poseer a una chica como ella. Tan única. Tan especial. Tan distinta… Tan valiente y tan positiva.

Tan ella.

<<Flashback>>
*Narra Justin*
Ryan y Chaz tienen que avisarme cuándo un coche me va a comer, o cuándo voy a atropellar a alguien con la bici. Estoy bastante distraído con esto de la chica… La playa. ¿Qué playa? ¿Soñé que estaba con ella en una playa? Esto es de locos… ¿Por qué una playa?

Chaz: Justin, ¿qué te ocurre? Estás muy raro…
Ryan: Se le habrá perdido la costumbre de montar en bicicleta.
Yo: Será eso… -Digo en voz baja.
Chaz: Mira, ahí está. –Chaz señala a un par de chicas, que cotillean en voz baja. Yo sonrío y Caitlin me devuelve la sonrisa. Chaz y Ryan se miran.
Ryan: ¿Lo vas a volver a intentar con ella? –Me pregunta Ryan. Yo me encojo de hombros.
Yo: No lo sé.
Chaz: ¿Cómo que no lo sabes? Hace unos meses estabas decidido a volver con Caitlin. ¿Qué te pasa Justin? ¿Has cambiado de idea?
Yo: Es más que eso, Chaz.

Ryan y Chaz vuelven a mirarse. Esta vez confundidos.
Ryan: ¿Más que eso?

Me acomodo en la bici y empiezo a pedalear. Chaz y Ryan me siguen por detrás.
Ryan: ¿Qué no nos has contado Bieber?

Yo sonrío y a mi cabeza viene ella, pero sigue de espaldas y está en la playa. Extraño su cara y su preciosa sonrisa que parecía falsa, pero era preciosa.

Yo: Hay una chica…
Chaz: No, si eso ya se ve…
Ryan: Mira la cara de tonto que tiene. –Chaz se ríe, pero a Justin no le importa.
Yo: Es algo más complicado que eso. –Chaz deja de reírse y mira a Ryan, este arquea una ceja.
Ryan: ¿Más complicado? Pero, ¿qué dices? Eres Justin Bieber.

Hago una pausa. ¿Cómo les explico a mis mejores amigos que no veo desde hace meses, que estoy sintiendo algo por una chica que solo pienso?

Yo: Sé quién soy Ryan… Pero lo que pasa es que…Nada, dejadlo.
Ryan se adelanta y se pone en frente de Justin con su bici, obligándolo a pararse.

Ryan: Habla.
Chaz: Eso Jus. Hace meses que no nos vemos. Al menos ten la valentía de contarnos lo que te ronda por la cabeza. ¿No somos mejores amigos?

Bajo la cabeza, mirando a los pedales. La levanto y miro a Ryan. Está decidido a no moverse de ahí sin que diga ni una palabra. Además, Chaz tiene razón. No quiero dejarlos mal. Siguen siendo mis mejores amigos.

Yo: Chicos… No es que no quiera contaros que me pasa.
Ryan: ¿Y bien? –Sonrío pícaramente, me relamo el labio. Es mejor echarlo todo de golpe.
Yo: ¿Cómo os explico que me estoy enamorando de una chica que no conozco y solo mi mente se imagina?

<<Flashback>>
*Narras tú*
Alice: Hey, _____. Despierta.

Alice me agita un brazo. Me restriego los ojos antes de abrirlos. Con los ojos medio cerrados, puedo divisar que a la que tengo casi encima es a Alice, con una gran sonrisa. Me incorporo rápidamente. Alice me detiene y yo me quejo por el hombro.

Alice: Lo siento. –Se disculpa ella. Yo niego con la cabeza. Lo que menos querría en este mundo, es que Alice tuviese que verme llena de heridas y sentirse culpable. Lo único que querría es que ella disfrutase como yo de la vida, y que no se sintiese atada a mí por esto.

Pero yo no disfruto de la vida.

Alice: A ver la cara. –Me dice mientras cuidadosamente, con los dedos de una mano, me coge por los mofletes y me obliga a mirarla.

Por la cara de Alice, parece que tengo la cara mucho peor que ayer. Sería mejor no ir hoy al instituto.

Alice: ¿Sabes qué?
Yo: ¿Qué?
Alice: Que serás muy guapa, pero poner morritos no es lo tuyo. –Me dice mientras se ríe. A parto su mano de un manotazo, ella se echa para atrás y comienza a reírse más escandalosamente.
Yo: Eres mala.
Alice: Ay amor… Digo la verdad. –Se levanta y abre la puerta de su habitación, mientras sale de ella.
Yo: ¿Están tus padres?
Alice se asoma a las escaleras de caracol. –No.–Responde.

Asiento.
Yo: A lo mejor sería bueno que no fuese al instituto.

Alice: ¿¡Qué!? ¡Tienes que ir!

A mí esa contestación de Alice me sorprendía. En otro momento hubiese asentido. En muchas ocasiones se enfadaba conmigo por que yo era la que quería ir. Pero, hoy, ¿qué le pasaba?
Alice: Tienes que ir al instituto. ¿O es que te has olvidado de Justin?

Sonrío.
Yo: ¿Cómo me iba a olvidar del chico con pinta de príncipe que se ha robado mi primer beso?
Alice: Pues ya está. ¿No quieres ser feliz? Pues tienes que ir y hablar con él. No tendrás vergüenza, ¿verdad? –Me pregunta dudosa. Yo le niego con la cabeza.
Alice: Eso está muy bien. –Alice levanta su dedo pulgar con gesto de aprobación. Yo le sonrío, y ella sale otra vez de su cuarto.
Alice admira a su mejor amiga. Por parte no la entiende, pero, ¿quién entiende a su mejor amigo o amiga? Son seres distintos a nosotros, y por alguna extraña razón, un día se tropiezan en nuestra vida por cosas del destino, y ya no salen, nunca más. Se quedan atrapados en nuestro interior.
Cambian nuestras formas de ser, incluso las de pensar. Con ellos aprendes las vivencias de la vida. Las caídas, los tropiezos por el camino. Esa mano amiga que estará ahí siempre para ayudarte.

Eso es lo que le pasa a Alice. No piensa que su mejor amiga es una psicópata, eso nunca. Solo piensa que tiene una imaginación desbordante, que todo el mundo envidiaría. Una imaginación que es la que le ayuda a salir adelante. La guía de sus deseos de ser feliz. Su mejor amiga desea con tanta fuerza ser feliz… Pero no se quiere dar cuenta que solo podrá cumplir su cometido, si es denunciando a su padre.

Encima ahora tiene que aparecer un tal Justin, conocido también como el príncipe, que no es más ni menos que Justin Bieber…Pero es su mejor amiga,
tiene que apoyarla.
Y confía que sea real. El que ha logrado meterse en su imaginación, el que la salve de esta soledad que se está apoderando de ella poco a poco.
Confía que sea él el que la salve de las manos de su padre, como dijo en los pensamientos de ella.
Pero, confiar y estar segura, son dos cosas muy distintas.

Y Alice, solo confía que Justin se lleve a su amiga de aquí.
¿Haría de verdad eso una estrella del pop, que se ha colado en las imaginaciones de su mejor amiga?

Sexto capítulo.

*Y para ______, ese chico es Justin.*
*Narras tú*
Justin se separa de mí. Mientras cogemos aliento, nos volvemos a mirar a los ojos.
Justin: Nena, escúchame. –Me pide seriamente. Eso causa que los sentimientos de miedo salgan a la luz. Justin se separa poco a poco y me coge de las manos. De la misma forma en la que lo hizo en la playa.
Yo: ¿Qué pasa?
Justin: No nos queda tiempo, tu papá entrará de un momento a otro en tu cuarto…
Yo: Huyamos. –Le pido mientras jalo de él. Pero no se inmuta.
Justin: ¿Huir? ¿A dónde? Esto es un sueño. –Me dice. Mis ilusiones desaparecen.
Yo: Pero lo nuestro es real, ¿verdad? –Le pregunto asustada, mezclado con preocupación. Me acerco a él y volvemos a estar a escasos centímetros. Mira mis labios, deseoso.
Justin: Sí, claro. Lo nuestro es real. –Me responde mientras los dos sonreímos.
Gritos ajenos nos asustan. Parecen que viniesen del cielo. Si no fuera por que es la voz de papá, que sigue insistiendo en que le abra la puerta. Miro a Justin y él aprieta mis manos.
Justin: Eh, amor. Tranquila, ¿sí? –Con una de sus manos, rodea mi cabeza y va a parar a mi nuca. Con la otra, sigue apretando mi mano fuertemente. Yo me hundo en sus ojos, ni los gritos de papá pegando golpes en la puerta me lo impiden. No me impiden hundirme en esos ojos amielados que poco a poco, junto con esos labios, me están volviendo loca.
Los gritos de papá son cada vez más fuertes. Ahora es Justin quién me mira y parece ponerse nervioso. Yo no me resisto más y le beso. Un beso corto, pero intenso. Él lo recibe cariñosamente. Me separo de él. Continúa mirándome intensamente a los ojos.
Es algo que aprecio en Justin. Ningún otro chico me había mirado nunca de esa forma. Esa manera de mirarme… Tan deseosa, tan mágica, tan irresistible…
Ningún otro chico me había hipnotizado tanto con solo mirarme.
Ningún otro chico me miraba cómo Justin lo hacía. La mayoría miraba a mis pechos y eso me incomodaba. En cambio, apostaba que Justin los conocía a la perfección. Que con solo mirarme, supiera si estaban tristes, contentos, enfadados…Supiera lo que sienten cuando le miraban o cuando se cruzaban con los suyos.
Justin: Amor, tienes que irte.
Yo: No quiero. No quiero despertar de este mágico mundo en el que estamos los dos y nadie más. Nadie que nos diga lo que está mal y lo que está bien. Que solo nos guiemos por lo que nos dicta el corazón.
La idea de despertar e imaginarme que Justin no está a mi lado, abrazándome fuertemente. Protegiéndome de los gritos, mientras sustituye mis manos por las suyas y me las tapas en los oídos, me aterraba.
Justin contempla mi cara de preocupación y me empuja hacia él. Me abraza fuertemente. Por primera vez, me sentía protegida en los brazos de alguien. Esos brazos tan fuertes y musculosos, que eran solo míos, en donde podía sentirme protegida de verdad.

Me separo de Justin poco a poco. Pude leer en sus labios un: “Tranquila, te prometo que pronto estaremos juntos…” Yo suspiro y asiento.
Solté las manos  de Justin, pero él volvió a jalar de mí. Y con sus dos manos grandes me cogió de mis mejillas.
Justin: Hazme entrar en razón. –Antes de que yo pudiese replicarle, él ya estaba unos metros más lejos de mí. Ya no sentía en mis pies desnudos el campo de rosas. Miré hacia ellos, y vi el campo debajo. Mientras que Justin poco a poco desaparecía, delante de mis ojos. Miré hacia el horizonte y sentí que flotaba. Cerré los ojos. Quería que en mi mente solo permaneciesen los ojos marrones de Justin, que en la luz del sol de ese lugar, se habían vuelto verdes. 
Los gritos de papá por fin parecían lejanos a mí. 
Me sentía preparada. Preparada para volver a sentir las manos de papá encima de mi cuerpo.
Y más preparada todavía de encontrarme mañana con Justin y hablar con él.
Solo había una cosa que no entendía: ¿A qué se refería con hacerle entrar en razón?
<<Flashback>>
*Narra Justin*
El ruido de un teléfono me despierta. Medio dormido aún, intento levantarme. Me siento, mientras llevo una mano a mi cabeza, preparado para sentir un fuerte dolor y la imagen de la chica. Pero no. Increíblemente ninguna de las dos cosas ocurre. Me levanto y cierro los ojos fuertemente para comprobar si la chica había desaparecido para siempre. Me equivocaba. Ahora aparecía y desaparecía y se la veía borrosa.
Otra vez oigo el ruido del teléfono. Suspiro y me dirijo a donde está.
Yo: ¿Sí?
X: Hola hijo, soy mamá. –Una sonrisa de oreja a oreja se dibuja en mí, después de oír su voz.
Yo: Hola má, ¿estás bien? ¿Pasa algo? –Le pregunto. Desde que me independicé, me preocupo mucho más por mamá. Eso a ella le molesta, pero sé que en el fondo lo agradece. No me la imagino sola en una casa, con lo débil que parece, bajita de estatura… Cuando pienso en eso, rápidamente lo tengo que borrar de mi cabeza. Si no un caos se produce entre mis pensamientos, y una gran incomodidad y preocupación se apoderan de mí.
Pattie: Sí hijo. Todo está bien. No te preocupes. Solo te llamaba por que Scott me avisó de que pretendías volver a Canadá. E inmediatamente entré en Internet y busqué billetes. –Sonrío.
Yo: Gracias mamá.
Pattie: De nada hijo. Yo también necesito volver a Canadá… Echo de menos el olor de la cocina de tu abuela.
Yo: Yo a Chaz, Ryan, papá, los abuelos…
Pattie: Lo sé hijo. No nací ayer. Pero en cambio, tú si pareces haber nacido ayer mismo… -Suspiro nuevamente.
Yo: Mamá, por favor, no empecemos…
Pattie: Vale hijo. Pero seguro que tus abuelos te notan más cambiado.
Yo: Solo hace seis meses que no me ven…
Pattie: Seis meses son la mitad de un año.
Yo: Ya, y seguro que también me ven más flaco. –Mamá ríe. Amo que lo haga. ¿Quién no quiere ver reír a las personas que quiere y a las que tiene a su alrededor?
Pattie: Bueno hijo, te dejo, que tengo que hacer la maleta, y a las cinco me tienes que venir a recoger con el coche. Y por favor, ten cuidado. No me gustaría ir a recogerte a la cárcel. Ah, y Justin. Cuídate. –Mamá cuelga antes de que pueda protestar. ¿Ya? ¿Tan pronto? Suspiro y cuelgo también. Miro el salón. 
La ventana que está a la derecha del todo, ocupa una pared entera, el sillón que está pegado a una mesita y una lámpara. Y a la izquierda el sillón, con una gran mancha de Coca-Cola en el suelo. Suspiro de nuevo y dejo de apoyarme en la mesa donde está el teléfono. Voy a buscar la fregona.
Una de las maravillas del piso, no es la ventana que da a una parte de la ciudad de Los Ángeles. Si no que la cocina está pegado al salón. Es perfecto, por que no tienes que ir corriendo a coger algo de comer, mientras está echando tu programa favorito.
Mientras cojo la fregona, la imagen de la chica vuelve a mí. Pero esta vez está de espaldas, y la escena es en una playa. Sé que está llorando por que oigo llantos lejanos y una sensación de tristeza y dolor abundan en mí inmediatamente. ¿Quién será? ¿Será belieber? Eso que importa. Lo que importa es que está sufriendo, mientras que yo estoy aquí, limpiando un charco de Coca-Cola. ¿Por qué yo? ¿Por qué acude a mí? Tengo que ayudarla.
Pero, ¿cómo? ¿Qué puedo hacer yo? No la conozco. Nunca antes la había visto…
¿Quién será?
<<Flashback>> (Presente)
*Narras tú*
Abro los ojos. Estoy en mi cuarto, sentada y apoyada a la pared. A un lado la parte final de la cama, y al otro la puerta. Tengo mis manos en mis orejas. Me las quito poco a poco, mientras me sigo apoyando a la pared, para incorporarme sin perder el equilibrio. Abro la puerta despacio. Miro hacia donde está el salón y la cocina. Ni rastro de papá. Nada. Ni un ruido. Demasiado silencio me incomoda, algo no va bien. Pero la cara de Justin mirándome me acompaña. 
Cierro los ojos antes de salir. En mi mente viene Justin, con un: “Tranquila, te prometo que pronto estaremos juntos…”
No me queda nada más que salir afuera de puntillas. Mientras miro para adelante y para atrás. Cuando estoy apunto de llegar al salón, me apoyo a la pared y miro, antes de cruzarlo, e ir hacia la cocina, que está al lado. Ni rastro de papá. Siento tranquilidad. Dejo de apoyarme en la pared y me dirijo hacia el comedor. Cuando estoy a punto de llegar, ocurre.
Alguien llega rápidamente hacia mí, pone sus manos en mi cintura y me eleva hacia los aires, mientras carga conmigo hasta el sillón.
No es Justin, queriendo jugar conmigo, y hacerme cosquillas mientras se pone encima de mí, y acabemos en beso.
No, es papá.
Mientras me agito de un lado a otro y le doy pequeños puñetazos en la espalda, empiezo a gritar entre súplicas y compasión. De repente la imagen de Justin desaparece, para dar escena en mi cabeza a una niña pequeña jugando en un parque con su papá, mientras este carga con ella como un saco de patatas y la lleva hasta los columpios.
Las cosas han cambiado. Antes cargaba conmigo y me llevaba hasta los columpios, mientras yo sonreía de felicidad. Ahora me carga y me lleva hasta el sillón para pegarme, mientras yo grito suplicante.
Sin duda, las cosas han cambiado desde que mamá no está.
Mientras intento chafarme de sus manos, él consigue llevarme hasta el sillón y ponerse encima de mí.
Los varios puñetazos que me propina en la cabeza, hacen que la imagen de Justin aparezca de forma inminente y me dé más fuerzas, para que salga adelante y consiga que papá deje de hacerme daño. Mis manos llegan a su cara y le arañan. Eso causa que papá se enfade y me pegue más fuerte, si eso llega hacer posible.
Son tantas las veces que papá me ha pegado, que el dolor se ha hecho costumbre en mí. Pero no me acostumbro en el hecho de que papá me pegue. 
No siempre fue así, no.
Ahora solo querría huir con Justin a otro sitio. No sé, ¿tal vez hasta el fin del mundo?
Papá cansado de pegarme se levanta, pero mis lamentos continúan. Se dirige a su habitación y se cierra en él.
Otro lugar como el fin del mundo era un sitio mucho mejor que mi casa.

En mi casa nadie me protegía, y no tenía a nadie. En cambio, si iba al fin del mundo, tenía la protección y la única persona que necesitaba a mi lado: Justin.
<<Flashback>>
*Narra Justin*
Mamá se había precipitado en sacar los billetes para hoy mismo, pero el hecho de que pronto vería a mi familia, hacía que el corazón se alegrara de tal forma, que conseguía que se tapase el hueco de mi corazón, en donde habitaba la preocupación y el histerismo que esa chica con sus llantos causaba dentro de mí, haciendo que me volviera loco poco a poco. ¿Dónde estará?
Mis ganas de correr, aumentaban cada vez que ella iba a mi mente. ¿Qué pretende? ¿Volverme loco de la cabeza? ¿Y si me han hechizado, y tendré que vivir siempre con esa imagen?
Dejo de doblar y meter la ropa en mi maleta, para sentarme y tranquilizarme en mi cama.
Llevo mis manos a mi cara y la agito fuertemente. “Tranquilo Justin…” Pienso. “Esto de alguna manera acabará.”
Un grito que viene de su cabeza, hace que se levante inmediatamente, e intente situar el sonido. Justin se da cuenta que es la chica de su cabeza, e intenta llamarla. Pero esta continúa llorando.
Justin: ¿Hola? ¿Quién eres? ¿Dónde estás? Por favor deja de llorar y tranquilízate... Te quiero ayudar… - Dejo de mirar al techo y me apoyo en una de las paredes que hay en mi habitación. Proviene de mi cabeza, eso lo sé. Esos gritos y llantos son de ella… Y los conozco a la perfección. No han dejado de habitar en mi cabeza desde el sueño en la playa… Un momento, ¿qué sueño en 
la playa?
Dejo de apoyar mi cabeza en la pared y vuelvo a mirar al techo.
Yo: ¡Deja de volverme loco! Desaparece de mi vista, ¡ya!
Justin se sorprende. Tras la orden que ha mandado, los llantos desaparecen. 
Cansado se sienta en su cama otra vez, mientras se lleva una mano a la cabeza, donde solía acudir el dolor. Se ha aliviado de no oír más esos quejidos, pero extrañamente echa de menos el dolor. Ese dolor significaba algo. ¿Todavía significará algo? Sin duda, esos llantos eran suyos. ¿Ahora haría muestra de presencia fuera de mi cabeza? No sé cuánto tiempo soportaré esto… Necesito verla, saber si está bien, si algo le preocupa, por qué llora de esa forma…
Necesito saber quién es.
<<Flashback>>
*Narras tú*
Estoy en mi cuarto. Mis manos tiemblan, mientras lágrimas caen por mis mejillas.
Necesito llamar a Alice. Es la venda que tapa mis heridas, mi consejera en estos casos.
Alice: ¿Sí?
Yo: Alice, soy yo. –Le intento decir sin que se note mi nerviosismo. Pero ya son muchos años en que nos conocemos. Ella intenta entender por qué me meto tanto en mi mente, creando mundos y seres que me acompañan en aventuras increíbles y fantásticas, sin que vea la realidad que me ata a papá.
No entiende cómo puedo tener ese afán de querer vivir y comerme el mundo, sin caerme y pensar que siempre estaré atrapada con papá, y sus malos tratos en esta horrible casa.
Ni siquiera es mi verdadero hogar.
Yo sé que algún día saldré de esta, más si un personaje real, propicio de mi mente me dice que tengo que encontrarlo y hacerle entrar en razón si quiero ser feliz.
No sé a qué se habrá referido Justin con hacerle entrar en razón, pero, sea como sea, lo haré. Porque merezco ser feliz. Olvidar mi presente, y olvidar esas manos que se descargan contra a mí y me causan múltiples heridas y dolores.
Merezco sonreír de felicidad y dejar de llorar de amargura. ¿Qué necesidad tengo yo, de aguantar de esta forma a mi propio padre?
Alice: ¿Qué ocurre? Joder ____, ¿te ha vuelto a tocar? ¿Qué ha hecho ahora?
No aguanto más y me vuelvo a echar a llorar, mientras Alice intenta tranquilizarme por teléfono. Son tantas las veces que ya he llorado delante o detrás de Alice, que ella ya conoce a la perfección qué hacer en estas situaciones, cuando el pánico y la tristeza se apoderan de mí, y yo solo quiero desaparecer y no volver.

Ojalá mi mejor amiga no tuviese que verme en esta situación. Es la única amiga de verdad que tengo. Cuando nadie tendió su mano, cuando estaba rodeada de gente y todos hacían como si no me conocieran, Alice pasó a mi lado y tendió su delicada mano. Yo la miraba y la envidiaba. Esos ojos color verdes fuertes que eran increíbles, esa sonrisa que siempre dibujaba en su redonda cara sin ninguna imperfección… Alice sí que parecía sacada de un cuento. Y aunque ella decía que estaba rodeada de sapos, cualquier chico que pasaba a su lado y robaba su corazón, yo lo llamaba su príncipe.

Nunca antes había sentido los sentimientos de los que hablaba la gente, Alice, sus hermanos y padres incluidos. Nunca antes había visto a un príncipe que llegase y me hipnotizase.

Hasta ahora.

Solo pensé que Alice era digna de ser una princesa, y que la tratasen como tal.

No solo por su belleza tan natural y envidiable. También por su simpatía, su bordería tan peculiar, por ser tan carismática y sencilla a la hora de hablar… Y por estar ahí cuando nadie más lo estuvo.
En los momentos en que me siento sola, por arte de magia Alice aparece y me hace sentir la persona más especial del mundo. Solo Alice.
Alice y Justin. Los únicos. Cada uno de una forma distinta.
Ella aún no ha encontrado a su príncipe, pero tengo el presentimiento de que está muy cerca, puede que más cerca de lo que ella pueda imaginarse.
Yo: Alice tengo miedo. –Le digo mientras las lágrimas siguen cayendo por mis mejillas y mi voz se entrecorta. Cierro los ojos cada dos por tres y la imagen de Justin viene a mí como por arte de magia. Solo me transmite una gran fuerza. 

Miro mis manos y tengo miedo de tocarme la cara. La tengo hinchada, eso lo sé.

Alice: Vale, tranquila ¿sí? Te vienes conmigo. Voy a ir a buscarte.

Abro los ojos fuertemente y me seco las lágrimas que han caído en mi cara.

Yo: No puedes. Mi padre está aquí.

Alice se mantiene callada por unos segundos.

Alice: Me da igual. Me has llamado llorando por que tu padre te ha vuelto a pegar. ¿Quieres que ahora cuelgue y haga como si nunca haya recibido esta llamada? ¿Crees que voy a dejar que pases un segundo más en tu casa, con ese ogro dentro? Si no voy yo a buscarte, va uno de mis hermanos. ¿Vale?
Yo: Pero Alice, no puedo salir de mi habitación…
Alice: Estate tranquila, ¿vale? ¿Tú no tienes una ventana en tu cuarto?
Yo: Sí. –Asiento mientras miro a la ventana.

No es una ventana grande, pero es perfecta para un cuerpo como el mío.

Alice: Pues ya está. Mando a Rubén a que te vaya a buscar. Ahora nos vemos.–Sin más, Alice cuelga.

Rubén. No hablamos mucho. Pero sé que es un chico encantador. Y al igual que a su hermana le pasa, el género contrario se desvive por él.

Y ahora, él va a venir a mi casa a buscarme y me esperará en la ventana hasta que yo salte, y encima verá mi cara llena de heridas y mis manos y brazos llenos de moratones… Qué vergüenza. Intento taparme todo el cuerpo, como cuando aquella vez que vi por primera vez a Justin en la playa.

Encima el chico este me hará un millón de preguntas… Normal. No todos los días vas a una casa que no conoces por que tu hermana pequeña te lo ha pedido, y te encuentras a una chica llena de heridas por todo el cuerpo, saltando por una ventana.

Suspiro, compruebo que la puerta está cerrada con llave, y que no corro ningún peligro ahí dentro. Me siento al lado de la puerta y me echo un poco para atrás. Cierro los ojos… Solo espero que Alice le haya dado las indicaciones correctamente a su hermano.

No soportaría pasar otro día más aquí.

<<Flashback>>

*Narra Justin*

Mientras mamá saca los pasajes y pone todo en orden, yo firmo a un grupo de chicas. Unas diez chicas preciosas que no paran de sonreírme. Es imposible no devolvérselas.

Yo: Chicas, muchísimas gracias por estar aquí, debo irme. –Ellas se agolpan a mí inmediatamente y nos abrazamos. Mientras más y más lágrimas caen por las mejillas de tres y las otras siete, siguen sonriendo mientras se ponen rojas.

Me pregunto si ella también estará aquí, esperando el momento para salir y darme un susto de muerte. Agito mi cabeza fuertemente y me despido de mis fans con las manos, y dos besos a otras, mientras algunas aprovechan para volver a abrazarme.

Yo: Chao chicas, os quiero. –Les digo mientras les hago el signo del corazón. 

Ellas gritan y se alteran.
Amo a mis fans. Amo que estén tan locas y se desvivan por mí, de maneras que nunca imaginé que alguien lo haría.

Son como yo. Son mis chicas. Son las personas por las que hago esto. Sin ellas, esto no valdría la pena. Si un día se fuesen de mi lado, este camino por el que estoy pasando y construyendo cosas, se desmoronaría y se iría abajo… No tendría sentido.
Solo espero que ellas nunca se vayan de mi lado. Lo demás me da igual.
No hay mayor regalo que ver sonreír a la gente por las cosas que haces. Con lo que te gusta hacer.

Una sonrisa vale más que el dinero y la fama. Sus sonrisas no son equivalentes a algo materialístico como el dinero.

Me siento en la butaca  y suspiro. Mamá camina con sus tacones y ese ruidito tan divertido y familiar por los largos pasillos del avión. Se sienta a mi lado y le sonrío. Ella se acomoda en su asiento, me mira, me sonríe, me toca una mejilla y aprieta mi mano fuertemente, que está en mí respaldar. Ella suspira nerviosa y mira hacia el otro lado. Yo por mi ventana.

Solo espero llegar y volver a sentir esa sensación de libertad, de volver a sentirme como un niño. Ver a mi padre, a mis hermanos pequeños, a mis amigos… Volver a sentirme como en casa, y que las cosas no hayan cambiado y todo esté igual. Como si nunca me hubiese ido.

También espero callar a mi atormentada mente encontrándome con esa chica. 
¿Dónde estará? ¿Será canadiense? En mi mente no lo parece.

Echo para atrás el acomodador, cierro los ojos y suspiro.

“Relájate Justin… La encontrarás.”

<<Flashback>> (Presente)

*Narras tú*

Un ruido que proviene de la ventana, hace que abra los ojos instantáneamente y mire hacia ella. Me acerco, cojo mi bolso y me asomo con cuidado. Una piedra pasa por mi lado, la esquivo con dificultad, pero no llega a darme.

X: Ups, lo siento. –Se disculpa con una media sonrisa mientras suelta el resto de las piedras en el suelo. Yo también intento sonreírle, mientras agacho la cabeza, pongo un pie fuera de la ventana, dispuesta a poner el otro.
X: Oh, espera. –Dice mientras pone sus manos juntas, para que cuando caiga, caiga mi cuerpo encima de sus brazos y no me de en el suelo.

Yo pongo los dos pies a fuera, me quedo sentada en el filo de la ventana. 

Miro a mi habitación, mis manos tiemblan. Un miedo se invade de mí, con el presentimiento de que en cualquier momento papá abrirá la puerta, me agarrará por la cintura y me volverá a hacer daño.

Miro al suelo, casi ya decidida a saltar. Aprieto fuertemente el filo de la ventana y suspiro, mientras me muerdo el labio.

X: ¿Vas a saltar ya? –Me pregunta, casi gritando. Vuelvo a mirar hacia mi habitación, miro hacia él y le asiento. Me impulso y salto.
X: ¿Estás bien? –Me pegunta mientras me ayuda a incorporarme. –No has caído tan mal, ¿eh? –Me dice con una sonrisa. Pongo mis pies en el suelo y miro hacia mi ventana.
X: Creo que es mejor irnos. –Dice mientras mira él también a la ventana. Cruzamos la mirada y yo cortada la bajo hacia el suelo.
X: Hey guapa, ¿qué te ha pasado en la cara? –Me pregunta confundido mientras aparta un mechón de pelo. Yo me echo para atrás, cojo mi bolso que está tirado en el suelo y me echo a andar.
Yo: No preguntes, por favor.
X: Pero, ¿qué mosca te ha picado? –Me pregunta mientras se pone a mi lado.
No respondo. Se pone delante de mí y me obliga a pararme.
X: Por cierto, me llamo Rubén. Por si te importaba.
Yo: Sé quién eres. –Le digo. Él me mira más de cerca, a los ojos. Tiene unos ojos azules fuertes. Creía que los tendría verdes como Alice, pero son igualmente bonitos. Apostaría que todos los ojos son bonitos, excepto los míos.
Rubén: Eres…
Yo: _____, la mejor amiga de Alice. –Le interrumpo.
Rubén: Jé, pues claro que eres ella. Sigues igual, ¿lo sabes? No has cambiado nada…

Yo me aparto de él y sigo caminando.

Rubén: ¿Te sigues cayendo por las escaleras o qué? ¿Tienes miedo de ellas y por eso bajas por la ventana de tu cuarto? 

Me paro en seco, aprieto fuertemente mi bolso y empiezo a caminar más deprisa. Él se descruza de brazos e intenta alcanzarme. Sabe, o se hace a una idea de que ha metido la pata hasta el fondo. Él sabe de sobra que algo no va bien desde el mismo momento en que esa chica entró por la puerta de su casa. Siempre supo que le pasaba algo. Pensó que era simplemente una chica distinta, rara. Pero nadie es tan raro, hasta el punto de no querer salir con nadie, solo con Alice, de no mirarle a la cara ni a él ni a su hermano. Solo y en pocas ocasiones a su padre. De taparse entera hasta los días de verano, de tener ojeras todos los días, de maquillarse tanto para tapar sus imperfecciones de la cara… De hablar de otra forma. De hablar sobre seres distintos con Alice, de que lo único de lo que hablen, sea de eso y el padre de ella. Que casi siempre esté en su casa, y que sus ojos brillen cuando tocan el tema de sus heridas y su padre… No es tonto. Él no es tonto. Ha estado investigándola a ella y a su forma de ser, desde el primer momento en que supo que algo no iba bien. Y ha llegado a la única respuesta lógica: Sufre malos tratos. Tal vez por parte de su padre. Y alguien tiene que acabar con esto, antes de que a ella le cueste su propia vida.

Rubén: Hey, lo siento. ¿Vale? –Se intenta disculpar, cuando la alcanza y pone sus dos brazos en los de ella por detrás. Ella se queja y él los aparta, disculpándose nuevamente. Sacude su brazo y se muerde la lengua. Ella arquea una ceja. Se siente incómoda. Él, por alguna razón no le transmite confianza, ni paz, solo incomodidad y mal estar.

Se miran por unos largos no, larguísimos segundos. Él, al igual que ella, creen que no han empezado con buen pie. Y para que el trayecto hasta la casa de este y de su mejor amiga no sea largo y tropiecen con la misma piedra, habrá que ponerle solución lo antes posible.

Antes de que se lleven los trastos a la cabeza.

<<Flashback>>

*Narra Justin*

Pattie: Justin. Justin, cariño. –Mamá me acaricia la mano. Yo abro poco a poco los ojos y la miro. Ella me sonríe. –Sigues teniendo esa cara de ángel cuando duermes. –Me restriego los ojos.
Yo: Hay cosas que no cambian. –Le digo con un bostezo y una sonrisa al mismo tiempo. Me acerco a mamá y le doy un beso en la mejilla. La miro sonriente, cojo su mano y la beso. –Mamá, ¿por qué me has despertado? –Le pregunto. Ella señala a mi ventana. Yo miro y me acerco al cristal. Sonrío de oreja a oreja. Casi hemos llegado al aeropuerto, mientras veo parte de Canadá como si fueran figuritas pequeñas. Extrañaba este paisaje.

Aún recuerdo la primera vez que viajé en avión, para encontrarme con Scooter. 

En eso sí han cambiado las cosas. Mamá y yo nunca pensamos que volveríamos, pero para hacer visitas, con la idea de que pronto tendríamos que regresar para mis conciertos.

Aunque, yo estaba más pendiente de que el avión no se callera, y de los planes que haría cuando llegásemos.

Miro a mamá. Está rezando en voz baja.
Mamá… Mi preciosa mamá. Desde que supo que esperaba un bebé, se ha desvivido para que todo saliese bien. Se ha partido el culo para que tuviese un futuro decente. Se ha preocupado para que yo fuese feliz y tuviese lo que necesitaba. Para que todo fuese bien, sobre ruedas. Para que no me convirtiera en una mala persona, y me guiase por la voz del Señor únicamente. Para guiarme por el buen camino. Para que si me cayese, fuese capaz de levantarme solo, o con ayuda. Pero que me levantase.
 Todo eso me ayudó y me enseñó mi mamá. Todo lo que soy, lo soy gracias a ella. 
Soy yo en ella, soy su Justin, su hijo. El que aunque tenga treinta años, seguirá siendo su bebé, que tocaba con las cacerolas de la cocina en una silla.

Me acerco de nuevo a ella y le deposito otro beso en la mejilla. Sonríe mientras suspira. Sus ojos brillan. Cojo su cabeza y la acerco a mi cuello y parte del pecho.

Yo: Tranquila mamá, todo saldrá bien… Pronto veremos a los abuelos.
Pattie: Lo sé Justin. Lo sé. Los he echado muchísimo de menos…
Yo: Y yo mamá. Y yo…

Justin mira por su ventana mientras acaricia el pelo de su madre.

Confía en que este sea un buen viaje y un bonito recuerdo antes de volver al escenario. Pero no confía tanto en encontrarla a ella tan pronto.
Cree que tardará mucho en verla en persona. Y eso, no le gusta nada. Porque cuanto más tarde en encontrarla, más cosas pueden atormentar a su mente. 
Esos llantos no eran normales. Cosas como si seguirá viva para cuando la vea…

<<Flashback>>

*Narras tú*

Rubén ha intentado por todos los medios que ella le hable y acepte sus disculpas.

Pero no hay remedio.

Rubén: Venga, por favor. No pensé bien lo que decía… Acepta mis disculpas.

Toco fuertemente el timbre de su casa. Él deja de poner las manos como si rezase, en forma de súplica y espera a que abran la puerta.

Un chico bajito, con el pelo rubio abre la puerta. Es el hermano pequeño de Alice, David.
David: ¡Hola Rubén! ¡Hola ___! –Yo le sonrío y paso a su lado. Rubén observa la escena, confundido.
Rubén: ¿Cómo lo haces?
David: ¿El qué?
Rubén: Que te sonría.
David: Pues… Yo que sé Rubén, no me comas la cabeza. –Empuja a su hermano para que entre, y cierra la puerta.

Yo subo las escaleras de caracol y toco en la puerta de Alice.

Alice: ¿Sí? –Pregunta una voz de adentro.
Yo: Alice, soy yo. –Siento un movimiento dentro de su cuarto. Abre la puerta y se abalanza sobre mí. Yo la abrazo fuertemente mientras me impregno con su olor.
**********************************************************************
David: ¿Pero qué pasó con ella? –Le pregunta David a su hermano, mientras suben juntos las escaleras.
Rubén: Dije algo que no debía.
David: ¿Cómo qué?
Rubén: Aún eres pequeño para que lo sepas. –Le responde mientras agita el pelo de su hermano.
David: Ya no soy pequeño. Tengo catorce años. –Replica David mientras se acomoda el pelo.
Rubén: Entérate. Para mí siempre serás un niño pequeño.
David le mete un puñetazo a su hermano y él se queja.

Llegan arriba y ven a su hermana abrazada a ______. Se quedan confusos mirando a la habitación de Alice, mientras ella acaricia el pelo de su amiga. 

Oyen quejidos que vienen de ella y Alice levanta la vista. Ve a sus dos hermanos y pone los ojos en blanco. Mete a su amiga dentro de su habitación y les obliga a irse. Rubén está a punto de replicar, pero Alice le cierra la puerta de golpe, mientras levanta su dedo corazón a su hermano pequeño, por las regañinas que hace por detrás.

Rubén resopla y se da la vuelta, coge a su hermano por una oreja y lo mete en su habitación, tras las quejas de él.

Alice: Ya está. Mis hermanos aquí no oirán nada. –Yo asiento y me seco las lágrimas con la manga de mi camisa. Alice me da unos pañuelos para que me seque con ellos. Yo los cojo.

Estamos sentadas en el suelo de su habitación. A comparación con la mía, la de ella es grande y bonita. Sus padres están bien económicamente. Alice puede permitirse sus lujos y necesidades. Cuando yo nada más y con un poco de suerte, mis necesidades básicas.

Los padres de Alice no saben nada. Ellos casi nunca están en casa, y no se enteran de lo que pasa. Pero siempre que pueden, le demuestran a sus hijos que les quieren. Y cuando tienen tempo libre, los pasan con ellos y les preguntan cómo están y lo que han hecho últimamente.

Alice suele compartir sus cosas conmigo. Su ropa, por ejemplo. La última colonia que se haya comprado o que le encargue a sus padres…
Alice coge mi mano y me la acaricia. Me sonríe fuertemente, mientras sus ojos verdes me miran. Los míos rojos de llorar y cansados también la miran.

Vidas diferentes las nuestras. Ella teniéndolo todo, yo sin saber dónde caerme. Ella con una familia perfecta, yo sin madre y sin saber lo que se siente al tener una familia que te tienda los brazos y te ayude a levantarte cuando te caigas. Ella con un cuerpo perfecto, y yo con un cuerpo lleno de moratones. Ella teniendo todo lo que quiera, yo sin tener ni la mitad de lo que deseo. Ella aprendiendo de mí, yo aprendiendo de ella. Vivencias compartidas, lágrimas derramadas por distintas cosas. Formas de ver la vida, completamente diferentes. Distintas formas de pensar. Distintas formas de hablar.

Pero algo que nos une: la amistad. Uno de los tesoros más importantes de la vida.

Algo que todo el mundo posee. Algo capaz de derribar al amor. Algo que va delante de ello. Pero, la amistad tiene un ingrediente fuerte: el amor.
¿Y puede la amistad ser más fuerte que el amor? Muchos corazones juntos. 
Muchas personas se enamoran siendo amigos. Y aun así, la amistad puede perdurar, mientras las cenizas del amor se consumen poco a poco.

La amistad puede darte mucho más que un corazón, que al igual que vino, puede marcharse. La amistad si es verdadera, se queda. Pero el amor… Nunca sabremos si es verdadero.

Los nuevos amigos pueden enseñarte nuevas cosas, que ninguno antes pudo enseñarte. Pero en el amor, siempre sentirás algo parecido. ¿Cuándo sabrás que esa persona es la indicada?

Algunos, nunca lo llegan a saber. El primer paso: guíate por tu corazón. 

Aunque al final, el que sufre es él.

Alice: Voy a darte algo para que te pongas. –Dice mientras se levanta y se acerca a su gran armario.
Yo: Alice, no hace falta, en serio.
Alice: Déjate de tonterías. Quiero que te pongas algo.

Suspiro y me echo para atrás, apoyándome en la cama de Alice.
Alice: Toma. –Dice mientras me tira algo a la cara. Yo lo observo, mientras 

Alice se sienta enfrente de mí y cruza sus pies.

Alice: ¿Qué tal se portó mi hermano?

No respondo.

Alice: ¿Fue muy capullo contigo?
Yo: Algo. –Alice se queja y se acuesta en el suelo.
Alice: ¿Qué dijo?
Yo: Da igual Alice…
Alice: ¿Qué dijo?
Yo: Que si me había caído otra vez por las escaleras, y por eso tenía miedo de salir por la puerta. –Le respondo mientras la voz me tiembla y sigo sosteniendo la ropa.
Alice: Capullo. Se va a enterar… -Me mira y se sienta a mi lado.
Alice: ¿Y Justin? –Me pregunta de repente. Cosquilleos acuden a mi estómago, suelto la ropa y miro a mis manos, dispuesta a contarle a Alice lo que soñé hace más o menos una hora. Sonrío, antes de volver a contar mi encuentro con él. El esperado encuentro. El deseado, el más especial que he tenido, después de verlo por primera vez. Con aquel paisaje que parecía sacado de una postal. Con él allí, vestido como si fuese un príncipe y yo la princesa. Donde los besos fueron las únicas palabras, y los sentimientos plasmados en los dos corazones que habitaban allí. El mío y el suyo. Donde una duda acudía a la mente de esa tonta princesa. La duda que él, el príncipe había hecho sobre ella, con las palabras de: “Hazme entrar en razón”.