martes, 31 de julio de 2012


Tercer capítulo.

*Algo en mí me está diciendo que Justin es real.*

*Un día después*

La alarma vuelve a sonar. Pi, pi, pi… Esa horrible melodía de mí “querido despertador”… Me levanto y me pongo las zapatillas.

No sería tan horrible si fuese la única señal, el único mensaje que me hace levantarme y salir de mi casa. De mi cárcel. Me encamino al baño. Eso y Justin. Sensaciones extrañas acuden a mi barriga como si fuesen llamadas. Se encuentran en el mismo punto. Haciéndome sentir sentimientos extraños. Sentimientos que no han sido llamados, sentimientos que no quiero experimentar. Me toco la barriga. ¿Pero qué es esto? ¿Qué es este sentimiento tan satisfactorio?

No debería gustarme. En cambio me gusta. ¿A quién le gusta sentir emociones que ellos mismos no entienden ni comprenden? Me miro al espejo.

Toco mi cara. Suavemente paso los dedos por mis imperfecciones. Imperfecciones causadas por unas manos. Manos que ojalá nunca más volviese a sentir… Manos que no quiero ver nunca más. Manos que quiero que desaparezcan.

-¡___! –Me llama gritando. Eso causa que pegue un brinco y mis manos tiemblen. Que todo mi cuerpo se tambalee y mis pies debiliten, hasta el punto de tener que agarrarme al lava manos que tengo delante de mí. Mi corazón late muy fuerte. Demasiado. Suspiro, abro la puerta del baño y me encamino a la cocina. Papá se mueve muy rápido de allí para allá. Ni siquiera me mira. Ni siquiera un: “Buenos días hija, ¿qué tal la noche?” Cojo la cafetera y la coloco en la placa. Suspiro, suspiro y suspiro…

Miro a papá. Para él no soy nada ni nadie. No sé lo que soy… Puede que una réplica exacta a mamá. Cosa que no entiendo. Él amaba a mamá. Si la tocaba, era para acariciarla. Si se acercaba, era para besarla… Entonces, ¿por qué cuándo se acerca a mí es para gritarme y menospreciarme?

Echo de menos esas noches cuando entraba a mi cuarto, se acercaba a mí, me besaba en la mejilla y yo le agarraba fuertemente del brazo, y con la respiración entre cortada le decía: Papá, quédate conmigo. Los monstruos del armario no me dejan dormir… Y él sonreía, con esa hermosa sonrisa que ya no saca. Entonces, se acurrucaba a mi lado y me acariciaba el pelo. Esperando a que me quedase dormida, para volver con mamá.

Pero, ¿dónde se quedó eso? En mi corazón sigue habitando ese sentimiento de melancolía. De esperanza. La esperanza en que un día se acerque y me diga lo orgulloso que está de mí, por soportar todo esto. Papá me saca de mis pensamientos, dando un portazo en la puerta. Señal de que se va, para no volver hasta media tarde. Me doy cuenta que he estado llorando y rápidamente me seco las lágrimas. Apago la placa. Ya no vale la pena el café. Ni siquiera tomo café. Lo detesto. Es un sabor demasiado amargo que odio en los mayores cuando beben… Cojo mi bolso, un poco de maquillaje para tapar mis bolsas de los ojos, y salgo para ir al instituto. Como otro día más.

Pero esta vez, esta mañana ha sido distinta. Sonrío mientras camino por las húmedas calles, dirección al instituto. El instituto para muchos es lo peor, lo más odiado. Para mí, es un refugio. Allí me siento segura y protegida. Sé que nadie me hará daño. Tampoco tengo tantos amigos que me protejan. Por decir que casi no tengo. No tengo esos amigos que me abran sus brazos. No tengo esos amigos que me digan: “¿Quién ha sido el que te ha hecho llorar para matarlo?” “Tranquila, no dejaré que nada ni nadie te rompa”. Esos amigos para mí no existen. Solo en mi cabeza. En mi cabeza, habitan esos seres que deseo. Esos seres con los que recorro mares y miles de kilómetros. Esos seres con los que cruzo montañas. En los que el mayor regalo son las risas.

Esos seres que desearía que existieran. Esos seres que serían los mejores y perfectos amigos para cualquiera. Pero que solo son míos, y los protegería como si mi vida fuese en ello.

Esos seres con los que sueño…

“He venido a rescatarte” “Ven conmigo”. Esas frases vuelven a mí. Clavándose en mi interior y dando grandes punzadas en mi cabeza, con la única imagen de Justin mirándome mientras sonríe. Es imposible que exista. Es imposible que alguien te pueda hacer sentir innumerables cosas a la vez… Es imposible que alguien sea tan perfecto. Que con sus palabras y su melodiosa voz te hagan flotar en las nubes, y si se va, caigas a trompicones y vuelvas a aterrizar…

Pero él, en cambio, no demostraba signos de frialdad. Ni siquiera logro encontrar, entre mis recuerdos de ayer en la playa, una imperfección… No, simplemente era perfecto. Nadie en su sana vida me ha tendido su mano. ¿Por qué ese chico sí? Insistiría en que es producto de mi imaginación… Si no fuera por que he sentido algo extraño al besarle.

Y por que algo dentro de mí que no quiere salir me está diciendo a gritos que es real.

X: ¡Hola tía! –Alice me sorprende con un gran abrazo por detrás, a la altura del cuello. Desprende un agradable olor. Me recuerda a su familia. Su familia está compuesta por su hermano mayor, ella, el pequeño y sus padres. Son muy agradables conmigo, y envidio a Alice por tener una familia que este ahí para apoyarte y ayudarte, por tener unos hermanos a los que le puedes contar tus secretos y estos te aconsejen.

Envidio a Alice por tener una familia estable.

Yo: Hola Alice. –Le sonrío.
Alice: ¿Qué tal? –Me pregunta, mientras se aparta su pelo liso de la boca. Se ve que ha venido corriendo desde su casa, es una persona muy híper activa. Y mi mejor amiga.

Bajo la mirada y agarro fuertemente mi bolso.

Alice: Joder, ¿otra vez lo ha vuelto hacer? ¿Otra vez te ha pegado?
Yo: Alice, baja la voz por favor.
Alice: ¡NO! Me da asco, ¿lo entiendes? Me da asco que te toque y te sientas indefensa…
Yo: Alice, tengo algo más importante que contarte. –La interrumpo y ella inmediatamente se calla. Para seguir atacando milésimas de segundos después.
-Alice: ¿Algo más importante, que el hecho de que tu padre te ha vuelto a pegar?-
Yo: Sí. –Le respondo rápidamente mientras clavo mis ojos en los suyos. Verdosos fuertes. Ella mira hacia adelante. Entiendo que es mi oportunidad para empezar a contarle.
Yo: Alice… Ayer vi a un chico.
Alice: ¿Te refieres a esos seres raros que habitan en tu cabeza?
Yo: No son raros Alice, son únicos. –Ella suspira. –Son… Especiales.
Alice: Ya…
Yo: Pero este ser… Era distinto a todos los demás.
Alice: A ver, ____, me acabas de decir que no son “raros” si no “únicos y especiales”. Ahora me dices que justo ese ser del que me quieres hablar es especial. –Hago una vuelta con mis ojos, y ella hace el gesto de las comillas en los adjetivos.
Yo: Por que lo es, Alice. Ese ser… Era distinto, no sé como explicártelo… Ese ser parecía real. ¿Entiendes?
Alice: ¿Cómo si no habitase en tu cabeza?
Yo: Exacto. Era como si de verdad pudiese sentir, hablar, oler sin que yo tuviese que pensarlo.
Alice: ¿Cómo estás tan segura?
Yo: Por que me besó.
Alice: ¿Qué hizo qué?
Yo: Alice, me besó. Ese chico tenía algo…
Alice: Eso es por que te has enamorado.
Yo: ¿Me he qué?
Alice: Enamorado. Es la sensación más placentera que el ser humano puede sentir. Ya sabes, ese sentimiento que te recorre todo el cuerpo cuando le ves o pasa por tu lado.

Entonces, la imagen de Justin con su enorme y preciosa sonrisa vuelve a mi cabeza. Y ya no me acuerdo que Alice está a mi lado, explicándome lo que es estar enamorado. Ni si quiera hace falta. Porque lo estoy sintiendo en mi propia piel. Un sentimiento que nunca antes había sentido. Y me daba miedo a pensar, de que verdad podría estar empezando a sentir algo por ese chico tan indescriptiblemente perfecto.

Yo: Pero Alice, eso es imposible. –La interrumpo.
Alice: ¿Por qué dices eso?
Yo: Por que nunca le he visto.
Alice hace una especie de ruido, como intentando aguantar las ganas de reírse, antes la semejante estupidez que haya podido provocar en ella y su reacción.
Alice: Eso es imposible. Si tú afirmas creer que ese chico es real.
Yo: Es real. Lo que pasa, es que nunca antes lo he visto. Pero algo dentro de mí no me lo dice, me grita que lo es.
Alice me interrumpe y pone una mano en mi barriga para que me parase en seco, ya que estaba mirando el suelo.
Alice: Oye, ¿quién es el rubio de la puerta? –Me pregunta, mientras miro hacia la entrada del instituto.
Yo: No lo sé, pero parece ser que ellas sí le conocen… -Digo con media sonrisa. Miro a Alice. Parece conocerle, pero por tanta expectación que hay en la puerta de nuestro instituto, no lo recuerda.
Alice: ¿Y ese? Es bastante mono… - Un chico se pone al lado del otro. Miro irónica a Alice. Es muy guapa. Hasta con el mayor de los caretazos, apuesto que sigue teniendo la cara más bonita de la faz de la Tierra. Sus ojos son verdes fuertes, su pelo castaño liso. Un color más claro que el de Justin. Joder, otra vez… Malditas mariposillas, maldita esta sensación de flotar, maldito todo. Maldito él.

Alice: Hostias, no puede ser… ¡NO PUEDE SER ÉL! ¡Es él! –Me grita Alice mientras sus labios empiezan a gritar demasiadas cosas a la vez, cosas que no logro entender, mientras el histerismo en la puerta del instituto causa que vuelva a mirar hacia el bullicio, y dejar que Alice mueva mi brazo de aquí para allá por su nerviosismo.

Entonces, es ahí. En ese momento. Cuando miras a esa persona y sientes que el mundo ya no existe. Cuando sientes que se para el tiempo, que el resto de las personas van a una velocidad demasiado lenta. Como si el mundo quisiera darte una oportunidad de mirar a esa persona perfectamente, para no equivocarte de que la elección que dicta tu corazón, es correcta.

Cuarto capítulo.

*Entonces, es ahí. En ese momento. Cuando miras a esa persona y sientes que el mundo ya no existe. Cuando sientes que se para el tiempo, que el resto de las personas van a una velocidad demasiado lenta. Como si el mundo quisiera darte una oportunidad de mirar a esa persona perfectamente, para no equivocarte de que la elección que dicta tu corazón, es la correcta. *

Yo: Alice, ¿quién es ese? –Le pregunto mientras ella sigue dando pequeños saltos y sus manos tiemblan.
Alice: ____ ¿cómo no sabes quién es? –Casi no la puedo oír por los gritos que hay en la puerta. De repente, un montón de chicas se han agolpado en la entrada del instituto, en el mismo momento en que Justin salió…
Yo: Sé quién es, pero no lo entiendo… No puede ser. –Alice está apunto de abandonarme allí, mientras intento buscar una respuesta lógica, pero jalo de ella y causo que se queje y por fin me preste atención.
Alice: Au. –Se frota la zona dañada.
Yo: Alice, es él. –Le digo.
Alice: ¿Qué? –Pongo los ojos en blanco.
Yo: Alice, es el chico de la playa, Justin. Es el chico que besé. –Alice deja de mirar embobada hacia la puerta, para girar lentamente su cabeza hacia mí.
Alice: ¿Me tomas el pelo no? ¿Cómo que él es el chico de la playa? –Me pregunta mientras señala a Justin, que está saludando a algunas chicas, de miles que se han agolpado en la puerta. Lo miro y bajo la mirada inmediatamente. Pensamientos inimaginables van a mi mente. Como las ganas locas de correr hacia él, abrazarle fuertemente y no soltarle, mientras le grito que me lleve con él, para poder ser feliz. Pero, ¿solo ese era mi cometido?
Alice me jala del brazo. –Alice: ___, lo que me estás contando es imposible. Es Justin Bieber.
Yo: ¿Quién? –Le pregunto confusa.
Alice: Joder _____. Justin Bieber. El de baby. –No entiendo nada. –Baby, baby, baby, ohh… -
Yo: ¿El chico que tú a veces escuchas?
Alice: Sí, el que sale en la radio.
Yo: Pero… Eso es imposible. Es él, Alice. Es el chico que besé en la playa. El chico que me dijo que me fuese con él si quería ser feliz…
Alice: ¿Qué te dijo qué? –Sonrío. Recordando el momento en que Justin me cogía de las manos y me decía lo que haría si me fuese con él.

*Narra Justin*

No entiendo nada. Chaz y Ryan me intentan explicar qué es esto. Por qué tantas chicas están agolpadas afuera, gritando mí nombre. Que por cierto, es horroroso. ¿Cómo es que nunca antes me quejé a mamá?

X: Justin, hey. –Ryan chasquea sus dedos delante de mi cara.
X: Seguirá conmocionado por lo de…-
Yo: Cállate. –Le espeto a Chaz. –Ryan y él se miran. Entonces sé que he hecho mal en mandarlo a callar a Chaz, y lo mejor es dar una vuelta a todo el instituto.
Ryan: ¡Justin! ¡Justin vuelve! Ahora mismo empezarán las clases.
Yo: ¡No me llamo Justin! Mi nombre es Drew. Drew Bieber Mallette. –Les grito mientras me doy la vuelta y los miro desafiantes a los ojos de cada uno.

*Narras tú* Alice y yo caminamos por los pasillos del instituto, alejadas de distintos grupos de chicas buscando a Justin.

Alice: ____, olvídate ¿quieres? Justin no pudo ser ese chico, ¿de acuerdo?
Yo: Alice, ¿cuántas veces te lo digo? Era Justin. ¡Justin era el chico que me besó en la playa! –Me alejo de ella y empiezo a caminar con paso ligero. Buscando un sitio donde pensar.

Alice: _____ lo siento. ¿Vale? – Alice me jala del brazo y me detiene. –Simplemente, no puedo comprender lo que me estás contando. Juras que Justin Bieber te besó, y ahora él personalmente está aquí, en nuestro instituto.
Yo: No hay que ser adivina para saber eso. –Nos sonreímos.
Alice: Hey, te voy a creer, ¿vale? –Me dice mientras aparta un pelo de mi cara y me abraza fuertemente. –Si tú dices que Justin Bieber te besó, es que es verdad. Así que tenemos que buscarlo, encontrarlo y hablar con él. –Me hace gracia que ella esté llevando los mandos de esta situación, cuando ni yo si quiera comprendo qué hace Justin aquí.

Alice respira hondo. Parece más nerviosa que yo.

Alice: Pero, hay algo que no entiendo. –Hace una pausa. -¿Qué fue lo que te dijo Justin?
Yo: Me dijo que me fuese con él. Me dijo: “Ven conmigo. Ven conmigo a un lugar donde no tendrás que preocuparte en que te vuelvan a levantar la mano.”
Alice: Joder, qué bonito. –Yo sonrío fuertemente y eso a Alice parece haberle gustado, ya que no solo lo hago pocas veces, si no que me rodea con un brazo mi hombro y me apretuja contra ella.

Es mi mejor amiga. Puede que no la mejor. Puede hasta que sea la más imperfecta, la más patética y la más torpe del planeta. Puede que sea de todo. Pero en algo gana a cualquiera: Siempre estará ahí. No importa si ella está pasando un mal momento. Porque siempre será capaz de tenderte su mano, aunque no reciba nada a cambio.

Nos encaminábamos dirección a nuestra clase, cuando dos chicos se paran de repente delante de nosotras, haciendo que casi nos tropezásemos de cara con ellos.

Alice: ¡He! ¡Tened más cuidado! –Se queja Alice.
X: Cuánto lo siento, señorita. No era nuestra intención, ¿verdad Ryan? –Le pregunta el chico con el que ha tropezado Alice al que está a su lado.
Ryan: ¿Eh? Sí, verdad Chaz. –Mira una lista. –Nombres. –Nos pide mientras nos vuelve a mirar. Tiene los ojos verdes fuertes. Intensivos. Muy bonitos. Puede que Alice los tenga un poco más fuertes. Pero los dos, demuestran demasiado.

Aunque, nada ni nadie se compara con los ojos y sentimientos que puede transmitir Justin a la misma vez.

Alice: Ag, Alice Logan Stewart.
Ryan: Bonitos apellidos. –Le dice mientras busca su nombre en la lista.
Yo: ¿Esto quiere decir que Justin está ahí dentro? –Le pregunto al que tengo en frente, Chaz. Él y Ryan se miran.
Chaz: Sí, pero por favor no gritéis. –Nos pide Chaz, mientras cierra los ojos fuertemente. Alice y yo nos miramos.
Ryan: ¿No gritáis? –Nos pregunta atónito Ryan.
Alice: No. –Responde ella.
Chaz: Creo que así es mejor. –Le comenta Chaz a Ryan. Ryan se encoge de hombros, se hace a un lado y deja pasar a          Alice. Yo voy a pasar cuando Ryan se vuelve a poner delante.
Yo: Joder, casi te como. ¿Siempre acostumbras hacer eso? –Le pregunto molesta.
Chaz: Cuando andamos cerca con Justin sí. –Los dos se vuelven a mirar y sonríen. Yo bajo la mirada y me muerdo un labio. Labios que ansían volver a rozar los suyos.
Ryan: Apellidos. –Me pide Ryan.
Yo: _____.
Ryan: Puedes pasar. –Me dice con una hermosa y gran sonrisa.
Pero nada, nada en este mundo podría para mí, compararse con la de Justin.

<<Flashback>>

¡Justin te queremos! ¡Eres el mejor! ¡Justin! ¡Justin te amo! Millones de chicas gritan mi nombre. ¿Cómo he podido causar tanto furor en tan poco tiempo?

Yo: ¡Yo también os quiero chicas! Sois las mejores. –Tras decir eso, he causado más y más lágrimas. Muy bien Justin, recemos para que ninguna se desmaye delante de ti.

Me subo al coche, pero antes, mando un beso volado a todas esas hermosas chicas que han venido a verme. Creo que nunca les podré agradecer lo que hacen por mí. Sonrío como un tonto tras sus caras de felicidad.

Sin ellas, no sería ni la mitad de lo que soy ahora.

“Hola señorito Bieber, ¿cuál es nuestro próximo destino”? Amo este robot.

Esta vez, Usher se ha salido. Ha mandado construir un coche adaptado a una voz que me lleva a todos los sitios y lugares en que me encuentre, con solo pedírselo. Ya que mamá anda preocupada por mí y la velocidad con las que manejo los coches.

Digamos que la carretera y la forma en la que disfruto conduciendo, no somos muy buenos amigos.

-Flor, llévame a casa de Scooter. Tenemos que hablar de unos cuantos asuntos.

“Eso está hecho, señorito Bieber”. Sin más, arranco el motor y salgo de allí. Miro por el retrovisor. E inmediatamente sonrío. Es imposible no sonreír al ver esas caras de felicidad que sienten al verme. El sentimiento es mutuo. Cuando me aseguro que nadie ha salido herido, miro al frente y suspiro.

Pero de repente, ese dolor de cabeza vuelve a mí. Y junto con él, esa preciosa imagen de una chica en mi mente. ¿Pero quién narices es? Hace tiempo que la veo. Me la imagino caminando, hablando, sonriendo… Y solo con imaginármela característicamente, ya tiemblo. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Un escalofrío que no entiendo. No entiendo nada. Nunca en mi vida he visto tal chica.

¿Quién será?

Procuro no pensar mucho en ella y apartar el dolor de cabeza de mí. Bastante aire entra por mi ventana. Perfecto. Eso puede despejar mi mente. Pero lo que seguro despeja es mi pelo. Mierda. Aprovecho que el semáforo está en rojo y miro por el espejo para acomodarme el pelo.

X: Mamá, mira ¡es Justin Bieber! –Miro hacia donde procede la voz. Sonrío. Es una pequeñaja de escasos cuatro años. La saludo con una mano a ella y su madre. Las dos sonríen de vuelta, pero la niña como la que más. Arranco de nuevo y me pierdo por la autopista. Pero un gran impulso de melancolía acude a mi corazón. Extraño a Jazzy. Extraño a Jaxo. A mi padre, mis abuelos, Chaz, Ryan… Tengo que ir a verles. No aguanto más. Llevo meses sin saber de mi familia de Canadá. Hablaré con Scooter. Solo espero que él este de acuerdo.

A lo mejor, si me alejo de aquí de Los Ángeles, deje de imaginarme a esa chica. O incluso la encuentre. Puede, que sea lo que más deseo en estos momentos.

Encontrarla, y saber si está bien.

De saber quién es y por qué acude a mi mente sin ser llamada. Y la que poco a poco, me está volviendo loco por dentro. Loco, incluso, al corazón.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
¡Hola! Espero que los caps se estén volviendo interesantes. Ya sabéis que lo que penséis para mí es importante, y que si queréis el quinto me aviséis por Twitter (@GuaxiBelieve) ó por aquí o por mi Ask (GuaxiBieber1D11) . Escribo solo por vosotros. Porque me gusta haceros soñar. Porque me gusta saber que disfrutáis con cada capítulo y esperáis con ansias al siguiente. Hace dos días exactamente, una amiga loca mía tuvo la “brillante” idea de crear una cuenta dedicada a mí y mi novela. ¿Tanto os gusta? Porque a mí me gusta haceros soñar. Y que soñéis con Justin más. Nunca pensé ir al buscador y poner el nombre de una cuenta dedicada a mí. Pero como dice Justin: “Los sueños se cumplen”. Y es cierto. Porque para mí, esto se está convirtiendo en un sueño. Sueño que se está haciendo realidad poco a poco. Y todo por vosotros. Por si os interesa, la cuenta es: @Guaxifacts. Gracias miles. Y espero vernos en los próximos capítulos, soñando a lo grande con Justin. La encuesta está ahí al lado todavía :3. 
Bienvenida a mi Mundo.

sábado, 28 de julio de 2012

Segundo capítulo.


*Yo: Te he hecho una pregunta. Responde, ¿quién eres?*

Me mira por un momento y sonríe. Eso me extraña. ¿He dicho algo gracioso?
X: Si te digo mi nombre... Descubrirás mi identidad. -Responde mientras sus manos juegan en la arena. Le miro extrañada. ¿Identidad? Pero si le he visto, le he observado. Además, fue él quien se acercó a mí, estando en esa situación de desahogo conmigo misma...
Yo: ¿Identidad? Pero si no te conozco...  ¿De qué me hablas? Nunca, en mi vida te había visto...
X: Ya bueno... He venido a rescatarte. -Sigue jugando en la arena. Esa confirmación me extraña, un gran alivio de salvación corre por mi cuerpo, y un gran impulso me empuja a abrazarlo.
Pero simplemente dejo de mirarle para observar el horizonte. Vuelvo a morderme el labio. Eso causa que me haga un pequeño corte, y vea borroso. No borroso por el dolor que me haya podido causar ese pequeño corte. Si no por que mi corazón ya no aguanta más. 
Infinitas ganas de llorar vuelven a mí. "He venido a rescatarte". ¿Rescatarme? ¿De verdad que necesito ayuda? Nadie nunca me tendió su mano... Y ahora él, ese pequeño príncipe que juega en la arena, ¿ha venido a rescatarme? Eso es imposible. 
Será otro producto más de mi imaginación. Eso hace que no me tome tan en serio su propuesta. Así que dejo de lamentarme y miro hacia donde estaba, que es a mi lado. Pero... ¿Dónde está? Miro a un lado de la playa y al otro. Nada. Ni rastro de ese personaje. Suspiro. Habrá vuelto con los demás. A mi cabeza. A un rincón de mis innumerables pensamientos. 
Me levanto y me doy media vuelta. 

 El corazón se me ha parado en seco y late inmediatamente a una velocidad que nada más la luz podría. Innumerables bichitos recorren mi barriga por dentro, y un cosquilleo por todo mi cuerpo... No son escalofríos. No es el miedo que suele salir por mi cuerpo cuando papá anda cerca. No, es más. Es reconfortante. Me gusta esta sensación... Sensación de placer que nunca antes había sentido. ¿Pero qué era lo que me estaba pasando? Muchos personajes habitan en mi cabeza, y suelen sacarme de millones de pensamientos horribles. Pero este... Este príncipe de ojos amielados no. Es distinto. Lo noto por sus ojos, su brillo en la mirada. Y esa sonrisa... 
Se acerca más a mí, hasta que escasos centímetros nos separan.
X: Ven conmigo. -Me susurra mientras coge mis manos, y con sus dedos pulgares acaricia la superficie de ellas. Miro lo que hacen sus manos, hasta que coge mi barbilla y mis ojos vuelven a cruzarse con los suyos. Es imposible que una persona real, cause tanto con una mirada. 
Me faltarían años para explicar lo que me están haciendo sentir. Tiene magia. Posee algo inexplicable. Está haciendo que poco a poco, mis horribles pensamientos desaparezcan, y buenos e inimaginables salgan a la luz, haciendo que desee que se hagan reales... Mis ojos se penetran poco a poco en los suyos. Siento que voy a perder el equilibrio por tanta magia que desprenden. Pero él no.
X: Ven conmigo. Ven conmigo a un lugar donde no tendrás que preocuparte en que te vuelvan a levantar la mano. -El corazón me va a mil por hora. Se relame el labio y prosigue. 
X: Un lugar donde estarás bien y feliz...
Yo: ¿Cómo sabes lo que sentiré cuando vaya contigo?
X: Por que yo estaré allí. Para protegerte. Para dar mi vida por ti si hace falta. Para hacerte soñar... Para hacerte hasta volar. Para hacerte sentir millones de pensamientos distintos a los que suelen habitar en tu cabeza. Para hacerte creer en la magia. 
Yo: ¿Magia? -Le pregunto un tanto extrañada.
X: Amor. -Tras esta respuesta, siento que poco a poco me estoy encogiendo, que estoy empezado a sudar y que ahora mismo el corazón se me saldrá por la boca.
X: Muchos conocen el amor, muy pocos saben lo que es. Y ni la milésima parte se hace a la idea de lo que se puede sentir. 
Yo: Pero yo no puedo ir contigo. -Le niego con la cabeza, me muerdo el labio y miro a otro lado. Pasa una de sus manos por mi cara, la deposita en mi mejilla, y PUM. Otra vez sus ojos encima de los míos. 

Pero ahora va más allá. Como sé que no es posible que él exista, me dejo llevar. Se acerca lentamente a mí. Tan lento mueve su cabeza hasta mí, que haga que me vuelva loca. Loca por no poder cumplir su cometido. Yo pongo de mi parte. La parte de dejarme llevar. 
De poder sentir que el amor, la magia, de verdad existe.

Con nuestros ojos cerrados, los labios se buscan. Mi nariz se encuentra con la suya, entonces se que un poco más abajo, se esconden sus labios. Uno de los mayores tesores que él posee. Escondida tras su alumbrante sonrisa. Entonces, es ahí cuando algo me impulsa a pensar que ya no importan los demás, que no importa si papá aparece. Que solo importamos nosotros. Nuestros labios y ya está.
Siento un deseo que antes no había sentido. Mi corazón va a salir por la boca, mi miedo de que nuestros labios se despeguen aumenta. Y algo en mí está deseando que le debore. Que le mate a besos. Él va lento. Saboreando el momento. Su respiración no se corta, va a un pulso bastante calmado. Pero algo me pasa. No es la sensación que esperaba. La sensación de no querer que se vaya... Pero, si él no existe. Si es otro personaje más de mis innumerables fantasías. Pero si un personaje más que mi cabeza crea. No es real...
De repente se despega de mí. Sigo con ansias de más, y estoy a punto de pedírselo. 
Papá: ¡___! ¿¡Dónde estás!? -El príncipe me mira y me coge de las manos. Sabe que me estoy poniendo nerviosa y me voy a debilitar. No haría falta estar en mi cabeza. Cualquiera que pasase por ahí lo notaría. 
Le miro, suelto sus manos y paso a su lado, dispuesta a ir a casa. Rezando para que papá no me tocase y no me ocasionara daños en mi cuerpo.


Él me detiene y me para en seco, mientras me agarra de una mano. X: Ven comigo. -Me pide como una expresión de no haber roto un plato en su vida. 
Me lo pienso, mientras los gritos de papá se oyen cada vez más fuertes. Bajo la mirada, para rápidamente volver a mirarle.
Yo: Te prometo que regresaré. -Le confirmo. Estoy a punto de echarme a correr. Pero una pregunta que llevaba rondando por la cabeza, vuelve a iluminarse. -¿Cómo te llamas? -Le pregunto. Me sonríe y me responde: Justin. Sonrío a Justin y me echo a correr. Miro un poco para atrás y veo como él niega algo con la cabeza y se sienta en la arena, mientras ve cómo corro asustada, dirección a casa. 
Aunque también se podría llamar el infierno.


*Llego a casa*
Papá: ¿Dónde estabas? Estaba preocupado por ti. -Se levanta del sillón y se dirige a mi. Cierro los ojos, preparada para sentir su mano encima de mi. Pero lo que recibo es un abrazo. Es algo que suele hacer cuando está más calmado, o incluso cansado. Acostumbra hacerlo. Pero muy poco. Yo le sonrío con media mueca.
Papá: Anda, vete a preparar algo rico, ¿sí? -Dice con una sonrisa. Papá tiene una gran y enorme sonrisa. Una sonrisa que muchos hombres a su edad, envidiarían. Yo la poseo. Es algo en lo que nos parecemos. Poseemos la misma sonrisa. Pero ninguno de los dos la saca. Él por mamá, y yo por sus manos.

Mientras me dirijo a la cocina pienso en Justin. Sonrío tontamente, mientras pongo los utencilios necesarios para cocinar. Mientras la comida está al fuego, aprovecho para fregar. 
Causa algunos quejidos míos. Me duelen los dedos de tantos rasguños que tengo en ellos... Pero entonces, observo bien mi mano. Miro a papá, que está haciendo mucho ruido con sus ronquidos. Dejo el plato que estaba limpiando en donde estaba, seco mis manos con un paño y tomo aire. 

Sin hacer demasiado ruido, rezo para que papá no me descubra y salgo de casa. 
Corro dirección a la playa, esperando encontrarme a Justin. 

Mi corazón da un vuelco y algo en mí siente una decepción muy grande... Justin no está. 
Miro a todos los lados, esperando volver a encontrármelo, y con un poco de suerte, volver a tenerlo a centímetros. Pero no puedo tardar. Papá puede despertar en cualquier momento. No quiero pensar en qué me podría hacer... Aunque es la vida que llevo todos los días... Agacho la cabeza. Estoy en el mismo punto, donde Justin se sentó a esperarme... Ni siquiera la arena muestra signos de que estuvo realmente ahí. Camino hacia casa, dispuesta a volver a sentir los mismos sentimientos de estar atrapada. 
Mientras camino, las ganas de luchar, de salir de aquí están desapareciendo poco a poco... 
Pero entonces recapacito. He salido corriendo, he huído de casa de nuevo, algo me ha dicho: "ve, corre con Justin, huye". 
Algo me ha empujado a hacerlo... Y, algo en mí me está diciendo que ese chico. Ese que estaba en la arena esperándome. Ese chico que me auxilió. Ese chico que tendio su mano en mi homnro, para más tarde besarme... 

Algo en mí me dice que tal vez no sea lo que pienso. Tal vez no es lo que esperaba que fuese. Tal vez no es el chico que pensaba... 

Algo en mí me dice que tengo que buscarlo si quiero ser feliz. 
Algo en mí me está diciendo que salga y lo busque.

Algo en mí me está diciendo que Justin es real.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 
¡Hola de nuevo! Bueno, como ya sabéis, necesito saber si os interesa otro cap. Seguidme en Twitter (@GuaxiBelieve) ó dejadme un comentario. Si tenéis alguna duda mi Ask (GyaxiBieber1D11) Espero que os este gustando la novela y esperáis con ansias más... Este cap ha cogido bastante forma de cómo va hacer la novela, o a lo largo de los capítulos. 
Siempre puedo cambiarlo todo. Necesito saber qué pensáis de los caps por que esto se está haciendo para y por vosotros. No por mí, aunque es mi sueño desde bastantes años atrás. 
Tengo bastantes lectores y estoy muy contenta. Significa mucho para mí. Bueno, ya sabéis. Comentad o mencionadme en Twitter. Justo al lado tenéis la encuesta. 
Ah, quiero agradecerle a mi Aurora @1DBiberCyrus, su ayuda. Conseguí tres lectres gracias a ella. Muchas gracias a todos por leerme. Os espero en mi próximo cap. Vosotros elegís y tomáis las riendas de esto.
Sí es así, bienvenidas a mi Mundo. 

viernes, 27 de julio de 2012

Primer capítulo.

TN: ¡Papá, por favor para! ¡Estate quieto, me haces daño!
TP: ¡Hey! ¿¡A dónde vas!? ¡Vuelve aquí inmediatamente! ¡No te he dado permiso para que salgas de casa! ¡Vuelve! 

Abro la puerta de casa rápidamente. Ya me da igual esas miradas de media tarde. Aunque especialmente hoy no hay nadie. Mejor. No llamaré la atención. Corro cuanto mis pies pueden hacia la playa que hay detrás de casa, a unos diez metros aproximadamente. 
Llego, cansada de tanto correr. Huyendo de mi padre. Llego a la orilla. Miro el borde del agua. Mis pies, un poco marcados de los golpes se mojan y noto el suave tacto del agua refrescante en mis pies. Agua fresca y fría vienen bien para estos momentos... Me siento perdida, aunque mi mente está ahí. Rezo para qe papá no venga y me obligue a volver a casa... Aunque aquí esté descubierta, sin protección alguna me siento bien. Es algo extraño. Pero cualquier lugar es mejor que casa. Siempre. Desde que mamá no está... 

Aprieto los puños fuertemente, a la vez que me muerdo el labio inferior. Puede que me cause una herida, pero no me importa... Mi cuerpo y mi corazón ya de por sí, tienen innumerables cortes, rasguños y heridas. Pero, ¿qué más da? Algo inexplicable, tal vez un impulso, me empuja a llevarme las manos a la cara y llorar descontroladamente. Entre lloros, se esconden mi rabia e impotencia por sentirme tan débil antes esta situación que me ha marcado de por vida. Es tanta la rabia que tengo... Es tanta la tristeza que habita en mi corazón que ya no me importa esconder lo poco que queda de él. También se escondes quejidos, muestras de dolor por no poder hacer algo para que esto cambie. Mi situación. Mi vida cambie. 
Alguien pasa su mano por detrás de mi hombro, posándose en él. Rápidamente dejo de llevarme las manos a la cara, y ya es por costumbre, me tapo las nuevas heridas que posee mi cuerpo. Cuando estoy más calmada, miro hacia donde ha venido el tacto. No es papá, eso lo intuyo. 

Miro primero la mano. Parece delicada, como si de un sueño se tratara. Paso mis ojos por su brazo. Musculosa. Y sin poder reprimirme más, por saber quién es esta persona, con características físicas sacadas de un cuento, elevo mi vista a su cara. 

Su sonrisa me deslumbra. El sol tapa su cara, pero su pelo cae. Es de color marrón. Igualmente bien cuidado. ¿Pero quién es? Se sienta a mi lado, pero yo no me inmuto. Mira el mar en silencio. Yo, que he sido atrevida de huir de las garras de mi padre, no me atrevo a mirar a esta persona que ha irrumpido mis llantos.
X: ¿Por qué llorabas? 
Pregunta de repente. Cosa que hace que me alerte y vuelva a mirar al frente, cuando mis ojos casi se cruzan con los de él. Sé que es un chico. Lo sentí nada más tocar su mano contra mi hombro.
Yo: Problemas. -Respondo con un medio suspiro. 
X: Problemas ,¿eh? -Me repite. 
Yo: ¿Quién eres? -Le pregunto, muerta por saber quién es ese chico que ha tenido la molestia de hacerme compañiía en la playa. Y por supuesto, de preguntarme.

De repente, el estómago se me encogió. Pero no de la forma que se me encoge cuando veo a papá enfadado, cuando hago algo mal y tengo miedo de él o cuando pasa por mi lado...

Sus ojos y los míos por fin se han cruzado. Él nota mi incomodidad. Tiene unos ojos inexplicables, distintos. Unos ojos que se podrían explicar demasiadas cosas sin hablar. Ojos que podrían hacer soñar y hasta enamorar a cualquier ser.

Me sonríe. X: ¿Te pasa algo? -Me pregunta. Su voz... Es preciosa. Lo miro de arriba a abajo. Perfecta figura como de un príncipe. Ojos destelleantes, como si fuesen dos estrellas. Voz que podrían adormecer a cualquiera si cantase. Y él, todo lo de él, transmite paz... Sin hablar de su sonrisa, que me ha hechizado. Por un momento, me he olvidado de papá. Así que mi amargura vuelve y él, ese extraño personaje, ese príncipe de un cuento lo nota.

Yo: Te he hecho una pregunta. Responde, ¿quién eres? 

----------------------------------------------------------------------------------------------
¡Hola! Como ya sabréis he empezado a escribir esta novela. Obviamente de Justin y Tú. Espero que os guste. Si es así, comentad o mencionadme en mi Twitter (@GuaxiBelieve) Y si tenéis alguna pregunta sobre la novela o blog, en mi Ask. (GuaxiBieber1D11) :) Soy nueva así que es normal que mi blog sea una caca. Por favor, justo al lado, más o menos tenéis una encuesta :3 Espero que os haya gustado chicas el cap de hoy. Necesito que comentéis o me mencionéis para saber si os interesa el siguiente cap. Gracias por leerme y hasta la próxima belieber. Bienvenida a mi Mundo.
Sinopsis de Grítalo. 
 
Hola. Me llamo ____ y tengo 16 años. Cumplo los 17 en enero y me gustaría cumplir los 18 lo más antes posible. Digamos que no soy la típica adolescente que sufre por que sus padres no les compra la última prenda de ropa, el último modelo de una alta tecnología... No. Yo voy más allá.  Lo mío es mucho peor que eso. Yo... No tengo amor de padres. Mi madre murió cuando era una niña pequeña. Cuando estaba en la época más feliz de mi vida. Cuando, posiblemente, era la niña más desdichada del mundo... Pero eso duró poco. En un abrir y cerrar de ojos. Eso, desapareció. Creo que volveré a sentir esa alegría de vivir, de soñar a lo grande, de gritarle al mundo, de comérmelo, de querer ser joven por y para siempre... Claro, cuando cumpla los 18, obviamente.
Pero eso parece casi un sueño imposible... Never say never, ¿no?
Eso es fácil de decir si no vives en mi piel y sufres lo que he sufrido yo... Mi vida, como he dicho anteriormente, no ha sido fácil. Al menos para mí. Pero, ¿Qué puedo hacer? Huir, aunque esa no es la solución. Pero no me queda más remedio si quiero ser feliz. Antes tú, y luego los demás... Siempre hay que sacrificar grandes cosas, aunque los resultados sean mínimos.
Bueno, creo que te has metido en mi corazón. Es más, te has colado en mis pensamientos y has descubierto mi objetivo. Ser feliz. 
Nada de un amor incondicional, nada de amores prohibidos, no... Ser feliz.
Bueno, nunca está de mal en sentir esas mariposillas en el estómago, esas sensaciones de sentir que vuelas a los más alto, atravesando las nubes y llegando hasta el límite. Rozando lo prohibido que muchos conoces como el amor. 
Y muy pocos saben lo que es y/o demostrarlo. Como mi caso. Aunque si fuera por mí, amaría a más no poder... Pero como siempre, o no me atrevo o soy demasiado ilusa. Ojalá pudiese sacr a mis personajes imaginarios de mi cabeza para hacerlos reales...
Bueno, ¿y si eso pasara?