martes, 14 de agosto de 2012

 Sexto capítulo: 2/3


<<Flashback>>

*Narra Justin*

Cojo mi maleta, y ayudo a mamá a coger la suya. Ella mira cada dos por tres por el cristal, impaciente por ver a los abuelos llegar. Yo sonrío. Me gusta verla tan feliz. Es el mejor regalo que podría recibir en estos momentos. El ver feliz a mi madre.
Está disfrutando como un niño en un parque de atracciones. Aunque también lo está pasando mal, como un niño que entra en el castillo del terror.
Pattie: No veo a tus abuelos llegar…
Yo: No te preocupes mamá, llegarán. Siempre han sido puntuales, ya lo sabes.

Cogemos las maletas y empezamos a caminar.
De repente, veo a dos viejecitos que al igual que mamá, se han desvivido por mí. Dos gorditos altos. Uno parece que está a punto de llorar, mientras que la otra se asombra al verme tan cambiado. Mamá corre a abrazarlos. Es increíble que no se haya caído con esos tacones. Las chicas de allí me miran, pero respetan este momento. Saben que he venido para estar con mi familia, recordar viejos tiempos, recuperar momentos perdidos y encontrarme de nuevo con mis raíces.

Contemplo este momento. Este momento de emoción, en el que mamá llora de felicidad y los abuelos se mueren por abrazarme, mientras que una sonrisa no se me va de la cara, y esa chica ha pasado a ser un segundo plano ahora.

Voy a abrazarlos, pero la abuela me detiene, me coge de los brazos y me observa de arriba abajo.

Diane: Justin, ¿qué es lo que te dan de comer? Estás muy delgado. –El abuelo se echa a reír.
Yo: Ninguna comida que sea tan rica como la tuya.–Le respondo. Me acerco a ella y la abrazo, mientras le doy un beso, luego al abuelo lo mismo, mientras me dice que estoy hecho todo un hombre.

Caminamos hasta el coche. Cuando salimos a fuera del aeropuerto, un grupo de chicas se agolpan a mí. Miro a los abuelos, que con sus cabezas dan a entender que no les importan. Les sonrío y una chica se pega a mí y me saca una foto. Firmo autógrafos, mientras más y más libretas con bolis me tapan la vista. Miro al frente y la sonrisa se me borra. Abro y cierro los ojos. Una chica me pregunta algo y vuelvo a mí. Vuelvo a sonreír, termino de firmarles, abrazo a algunas y les doy dos besos a otras. Corro hacia el coche y me siento en la parte de atrás, con la abuela.

Me seco la frente y miro por la ventana.

Diane: ¿Estás bien, Justin? –Miro a la abuela y le respondo que estoy bien.

Vuelvo a mirar a la ventana y antes de que el coche arranque, miro hacia ese sitio de nuevo.

A Justin le ha asustado algo. Ha hecho que tiemble todo su cuerpo. Más bien no fue algo, fue alguien.

El coche arranca. No hay nadie. Se echa para atrás e intenta despejar su mente.
Ha visto a la chica de su mente, en carne y hueso delante suya. Ha jurado verla. Si no fuese por que al volver a abrir los ojos, ella haya desaparecido. Como en su mente. Ahora tiene que pensarla para volver a verla. Si nunca antes la hubiese oído llorar, no le hubiese importado. Pero ahora sufre como ella cuando la ve, y quiere ayudarla. La desea. Solo algo lo impide. Saber quién es.

<<Flashback>>

*Narras tú*

Yo: Entonces volví a abrir los ojos… Y vi que volvía a estar en mi habitación.
Alice: Qué bonito. –Alice se ha emocionado con mi sueño. Coge un pañuelo y se seca las lágrimas. Yo sonrío y bajo la mirada al suelo.

Ella también parece desear con todas sus fuerzas que yo sea feliz.
Alice: Voy a sacar el pijama. –Me dice mientras se levanta y vuelve a abrir su armario.
Yo: ¿Pijama? ¿Qué pijama? –Le pregunto.
Alice: Pues el pijama. ¿Crees que vas a volver a tu casa? No. Si quieres, mañana vuelves. Pero esta noche te quedas aquí.

Alice me alcanza el pijama para que me lo ponga. Hago una mueca y salgo de su cuarto, dirección al baño.

Veo a Rubén en el cuarto de su hermano, con él.

Rubén: Hey hermosa, ¿estás mejor? –Me pregunta, mientras se apoya en la puerta del baño cuando yo estoy dentro.
Yo: Sí. –Él me sonríe. Entonces, tras sonreírme, Justin viene a mi mente. Sus sonrisas se parecen. ¿Eso es posible? Pero los dos me hacen sentir cosas totalmente contrarias. Mientras que Justin me eleva a las nubes, Rubén me eleva a un sitio desconocido que aún no logro explicar.

Le sonrío por cortesía, se aparta y yo puedo cerrar la puerta.

Rubén sonríe, mientras alguien por detrás le da una torta en la cabeza.
Rubén: Au, Alice. ¿Por qué has hecho eso? –Le pregunta mientras se da la vuelta, y agita su cabeza con una mueca de dolor.
Alice: Eso por ser un capullo con mi mejor amiga.
Rubén: ¿Qué? Ya le pedí perdón, intenté que me las aceptase.

Alice se apoya en la puerta del baño con los brazos cruzados.

Alice: Las palabras hacen daño.
Rubén: Y las palabras también sirven para pedir y suplicar perdón a alguien.
Alice: No siempre funciona. Cuando le haces daño a alguien, ya no hay vuelta atrás. El dolor se queda.
Rubén: Oh por Dios Alice…
David: ¿Qué pasa con ____? –Rubén y Alice miran a su hermano pequeño, que ha salido de su cuarto.
Alice: Nada. –Responde ella.
David: ¿Nada? ¿Y por qué siempre que viene llora, o está llena de moretones?
Alice: No es de tu importancia, David.
David: Sí que lo es, Estoy harto de que me tratéis como un niño pequeño, tío. Ya tengo catorce años. He crecido.
Alice: No te importa David. No te importa lo que le pase a _____. Y el tema está zanjado.

Mientras Alice deja de apoyarse en la puerta, Rubén suspira y David replica en voz baja, yo oigo todo desde dentro. Es imposible que no se den cuenta. Que no sepan lo que me pasa. Al principio las mentiras pueden pasarse, o creerse. Porque te pillan por sorpresa, por que no te lo esperas, y puedes engañar fácilmente. Pero ha medida que creces, te das cuenta de que las cosas que pasan a tu alrededor no son normales, o no deberían pasar. E intentas remediarlo, de alguna manera u otra para que acabe. Porque no es normal que siempre acabes cayéndote por las escaleras, que siempre sea la misma mentira. Que te vean llorar…

Igual que no es normal que tu padre te maltrate. Y si las personas de alrededor lo ven o se dan cuenta, harán todo lo posible por remediarlo y para que tu calvario acabe. Si son valientes y te quieren, eso es lo que harán. Así que por parte Rubén solo quiere ayudar… No era su intención decir eso, según él. Y además, me conviene llevarme bien con los hermanos de Alice.

Después hablaré con él, al fin y al cabo, no parece tan mal chico.

<<Flashback>>

*Narra Justin*
Ya hemos llegado. Una gran comitiva nos espera en la puerta de casa de los abuelos. Están Jazzy, Jaxo Chaz, Ryan, papá y más parientes. Una gran pancarta adorna parte del tejado de los abuelos. Con un:“Bienvenidos Pattie y Justin”.

Sin duda, las cosas no han cambiado.

El abuelo aparca justo al lado de casa, y yo abro la puerta y corro a abrazar a mis hermanitos pequeños. Mientras corro, mamá me pide que tenga cuidado. Abrazo a Jazzy, mientras me tiro al suelo y me siento. La elevo por los aires y después abrazo fuertemente a Jaxo, mientras lo pongo en mis rodillas y les hago reír a los dos.

Llevaba mucho tiempo sin oír sus risas, sin ver sus caras de felicidad, son oírles hablar… Me he perdido mitad de su infancia, y eso no volverá. Son de las pocas cosas que me arrepiento, pero lo hice por cumplir mi sueño. Mientras ellos sepan que yo soy su hermano mayor y que los quiero y siempre estaré ahí, con eso me vale para poder seguir yéndome, para siempre regresar y pasar largos tiempos con ellos.

Papá tiende su mano, yo le miro con ojos brillantes de la emoción, y se la estrecho. Mamá se acerca a él y le da dos besos que papá recibe agradecido, mientras se abrazan.

Jazzy: Justin, te he echado de menos.
Yo: Yo también Jazzy. -Le digo mientras la abrazo fuertemente y huelo su pelo.
Jaxo: Justin, mira lo que tengo. –Jaxo intenta llamar mi atención, le miro y le pregunto expresivo qué posee entre sus dedos y manos pequeñitas. Me da una hoja, miro a mi hermano pequeño, lo acerco a mí y le abrazo fuertemente, junto con Jazzy.
Jazz: Justin, se me ha caído otro diente. –Jazzy estira el labio con un dedo, para que pueda observar el hueco donde antes estaba su dientecito.
Justin: Guay Jazzy, te estás haciendo mayor. –Ella se sienta en mis rodillas.
Jazzy: Yo ya soy mayor. –Replica. Me río escandalosamente tras su comentario.
Diane: Justin hijo, levanta que tienes que comer algo.

Obedezco a la abuela, quito a Jazzy de encima de mis rodillas y me pongo de pie. Sacudo mi pantalón y mis manos, y me dirijo hacia la mesa donde hay distintos aperitivos y bebidas. Cojo un vaso, me sirvo un poco de zumo de naranja, y me meto un gusano de golosina a la boca. Dos seres se acercan a mí, hago como que no los he visto y sigo a lo mío, mientras miro los distintos platos.

X: Ejem, Chaz, ¿quién es este?
Chaz: Pues no tengo ni idea Ryan. Un momento. No puede ser. ¡Joder Ryan! ¡Es Justin Bieber!

Ahora les miro divertido, mientras los dos se acercan a mí a la vez y me rodean con sus brazos.

Yo: Hola chicos, os echaba de menos. –Les digo cuando nos separamos.
Ryan: Y nosotros a ti.
Chaz: Canadá no es lo mismo sin ti.

Sonrío y miro al jardín, donde hay varias mesas con más comida, y más gente llega. Mamá por un lado hablando con papá. Jazzy y Jaxo cogiendo cosas del suelo, mientras corren de aquí para allá, y música de fondo suena.

Chaz: La buscas. ¿No es cierto?
Yo: ¿Por qué no ha venido?
Ryan: No pudo Justin.

Bajo la mirada mientras asiento tristemente.
Chaz: ¿Quieres ir a verla?
Yo: ¿Dónde está?
Chaz: En las canchas.

Bebo un poco antes de proseguir.

Yo: Está bien. Primero ordeno la ropa de mi maleta, saludo a la gente y nos vamos.-Chaz y Ryan asienten.

Justin sube las escaleras, dirección a su cuarto. Pero se para en seco, mientras la imagen de la chica en la playa, con un ruido detrás de mar le vuelve a la mente, causándole un fuerte dolor de cabeza otra vez. Justin se apoya en la pared, mientras se echa para atrás. Abre los ojos, pero lo ve todo borroso. ¿Pero qué le pasa? ¿Por qué él? No entiende nada.

Justin: Joder, déjame en paz… Vete de mi mente. Lárgate. –Maldice en voz baja. El dolor desaparece por arte de magia. Justin abre los ojos rápidamente.

El corazón le va a mil. Esto que le está pasando no es normal. Continúa subiendo las escaleras… ¿Qué hace? ¿Se lo cuenta a su madre? ¿A su padre?
Pero no está loco. Esa chica es real. Le pasa algo y él la quiere ayudar… A lo mejor así deja de aparecer en su mente. Entra a su cuarto. Empieza a sacar la ropa y a ponerla en el armario. Es tonto. Porque si algún día ella se fuese de su mente, se sentiría vacío. Como si la extrañase.

Esta tarde irá con Chaz y Ryan a ver a Caitlin. Tal vez la vuelva a ver en persona, o hasta contárselo a sus amigos.

Sin duda le llamarán loco. Pero al corazón no se le puede decir de quién enamorarse. Incluso, apostando si esa chica no fuese real, se moriría por dentro de no poder verla nunca de verdad.

Teme eso, igual que teme no cruzársela nunca. Pero, es un Bieber. Siempre consigue lo que quiere.

<<Flashback>>

*Narras tú*

Bajo las escaleras de caracol, dirección a la cocina.

Rubén: Hey preciosa, yo que tú tenía cuidado de salir así a la calle.

Me miro y vergonzosamente y torpemente, me tapo con una bata de Alice. Le miro. Él está sentado en una silla, en frente de mí. Sorbe un poco de su taza mientras continúa mirándome. Su forma de mirarme me incomodaba. La de Justin me gusta. Apreciaba que solo me mirase. Amaba que lo hiciera. En cambio, desearía que Rubén nunca más lo hiciese. Me incomodaba. Pero tenía que salir de allí aclarando cosas y haciendo las pases.

Yo: ¿Puedo hablar contigo? –Le pregunté sin rodeos. Él deja su taza a un lado y me mira confundido. Bueno, él no miraba. Él observaba.
Rubén: ¿Qué pasa?
Yo: Acepto tus disculpas. –Su cara ha cambiado de serio, a mostrar una sonrisa de oreja a oreja.
Rubén: Bien, por fin. Creí que no iba a poder pegar ojo esta noche, pensado miles de formas en las que aceptaras mis disculpas.

Sonrío levemente.
Yo: Pero con una condición. Mi vida y lo que pase en mi casa, no te importa.
Él asiente.
Yo: Sé de sobra que no te crees lo de las escaleras. Es una mentira que ya no me creo ni yo misma.
Rubén: Entonces, ¿reconoces que tu padre te pega?

La imagen de papá pegándome antes de venir aquí, y mis gritos e intentos de defenderme, acuden a mi mente.

Miro a Rubén. Me doy media vuelta y salgo de la cocina.
Rubén no esperaba una respuesta de ella. Sabía de sobra que se callaría. A veces las personas callan. Y al callar, salen a la luz palabras que gustarían ser dichas, pero que por alguna extraña razón, no se dicen. Y extrañeza es lo que siente él cuando la mira.

Lo que le pasa se sabe que es por culpa de su padre. Pero, igualmente es rara. ¿Cómo una chica cómo ella, con una gran personalidad a la hora de vestir, con una gran inteligencia que saca a relucir y su desbordante sonrisa, está tan sola? Sin… Nadie.

Sin ningún chico que le pueda decir lo preciosa que es siempre que tenga la oportunidad. Sin ningún chico que la haga sonreír cuando esté triste y tienda su mano para ayudarla a levantarse, y su hombro sea su paño de lágrimas…

Seguro que tiene a alguien. Lo percibe. Seguro que su corazón ya posee a alguien.

Ese chico, puede ser el chico más envidiable del mundo, solo por poseer a una chica como ella. Tan única. Tan especial. Tan distinta… Tan valiente y tan positiva.

Tan ella.

<<Flashback>>
*Narra Justin*
Ryan y Chaz tienen que avisarme cuándo un coche me va a comer, o cuándo voy a atropellar a alguien con la bici. Estoy bastante distraído con esto de la chica… La playa. ¿Qué playa? ¿Soñé que estaba con ella en una playa? Esto es de locos… ¿Por qué una playa?

Chaz: Justin, ¿qué te ocurre? Estás muy raro…
Ryan: Se le habrá perdido la costumbre de montar en bicicleta.
Yo: Será eso… -Digo en voz baja.
Chaz: Mira, ahí está. –Chaz señala a un par de chicas, que cotillean en voz baja. Yo sonrío y Caitlin me devuelve la sonrisa. Chaz y Ryan se miran.
Ryan: ¿Lo vas a volver a intentar con ella? –Me pregunta Ryan. Yo me encojo de hombros.
Yo: No lo sé.
Chaz: ¿Cómo que no lo sabes? Hace unos meses estabas decidido a volver con Caitlin. ¿Qué te pasa Justin? ¿Has cambiado de idea?
Yo: Es más que eso, Chaz.

Ryan y Chaz vuelven a mirarse. Esta vez confundidos.
Ryan: ¿Más que eso?

Me acomodo en la bici y empiezo a pedalear. Chaz y Ryan me siguen por detrás.
Ryan: ¿Qué no nos has contado Bieber?

Yo sonrío y a mi cabeza viene ella, pero sigue de espaldas y está en la playa. Extraño su cara y su preciosa sonrisa que parecía falsa, pero era preciosa.

Yo: Hay una chica…
Chaz: No, si eso ya se ve…
Ryan: Mira la cara de tonto que tiene. –Chaz se ríe, pero a Justin no le importa.
Yo: Es algo más complicado que eso. –Chaz deja de reírse y mira a Ryan, este arquea una ceja.
Ryan: ¿Más complicado? Pero, ¿qué dices? Eres Justin Bieber.

Hago una pausa. ¿Cómo les explico a mis mejores amigos que no veo desde hace meses, que estoy sintiendo algo por una chica que solo pienso?

Yo: Sé quién soy Ryan… Pero lo que pasa es que…Nada, dejadlo.
Ryan se adelanta y se pone en frente de Justin con su bici, obligándolo a pararse.

Ryan: Habla.
Chaz: Eso Jus. Hace meses que no nos vemos. Al menos ten la valentía de contarnos lo que te ronda por la cabeza. ¿No somos mejores amigos?

Bajo la cabeza, mirando a los pedales. La levanto y miro a Ryan. Está decidido a no moverse de ahí sin que diga ni una palabra. Además, Chaz tiene razón. No quiero dejarlos mal. Siguen siendo mis mejores amigos.

Yo: Chicos… No es que no quiera contaros que me pasa.
Ryan: ¿Y bien? –Sonrío pícaramente, me relamo el labio. Es mejor echarlo todo de golpe.
Yo: ¿Cómo os explico que me estoy enamorando de una chica que no conozco y solo mi mente se imagina?

<<Flashback>>
*Narras tú*
Alice: Hey, _____. Despierta.

Alice me agita un brazo. Me restriego los ojos antes de abrirlos. Con los ojos medio cerrados, puedo divisar que a la que tengo casi encima es a Alice, con una gran sonrisa. Me incorporo rápidamente. Alice me detiene y yo me quejo por el hombro.

Alice: Lo siento. –Se disculpa ella. Yo niego con la cabeza. Lo que menos querría en este mundo, es que Alice tuviese que verme llena de heridas y sentirse culpable. Lo único que querría es que ella disfrutase como yo de la vida, y que no se sintiese atada a mí por esto.

Pero yo no disfruto de la vida.

Alice: A ver la cara. –Me dice mientras cuidadosamente, con los dedos de una mano, me coge por los mofletes y me obliga a mirarla.

Por la cara de Alice, parece que tengo la cara mucho peor que ayer. Sería mejor no ir hoy al instituto.

Alice: ¿Sabes qué?
Yo: ¿Qué?
Alice: Que serás muy guapa, pero poner morritos no es lo tuyo. –Me dice mientras se ríe. A parto su mano de un manotazo, ella se echa para atrás y comienza a reírse más escandalosamente.
Yo: Eres mala.
Alice: Ay amor… Digo la verdad. –Se levanta y abre la puerta de su habitación, mientras sale de ella.
Yo: ¿Están tus padres?
Alice se asoma a las escaleras de caracol. –No.–Responde.

Asiento.
Yo: A lo mejor sería bueno que no fuese al instituto.

Alice: ¿¡Qué!? ¡Tienes que ir!

A mí esa contestación de Alice me sorprendía. En otro momento hubiese asentido. En muchas ocasiones se enfadaba conmigo por que yo era la que quería ir. Pero, hoy, ¿qué le pasaba?
Alice: Tienes que ir al instituto. ¿O es que te has olvidado de Justin?

Sonrío.
Yo: ¿Cómo me iba a olvidar del chico con pinta de príncipe que se ha robado mi primer beso?
Alice: Pues ya está. ¿No quieres ser feliz? Pues tienes que ir y hablar con él. No tendrás vergüenza, ¿verdad? –Me pregunta dudosa. Yo le niego con la cabeza.
Alice: Eso está muy bien. –Alice levanta su dedo pulgar con gesto de aprobación. Yo le sonrío, y ella sale otra vez de su cuarto.
Alice admira a su mejor amiga. Por parte no la entiende, pero, ¿quién entiende a su mejor amigo o amiga? Son seres distintos a nosotros, y por alguna extraña razón, un día se tropiezan en nuestra vida por cosas del destino, y ya no salen, nunca más. Se quedan atrapados en nuestro interior.
Cambian nuestras formas de ser, incluso las de pensar. Con ellos aprendes las vivencias de la vida. Las caídas, los tropiezos por el camino. Esa mano amiga que estará ahí siempre para ayudarte.

Eso es lo que le pasa a Alice. No piensa que su mejor amiga es una psicópata, eso nunca. Solo piensa que tiene una imaginación desbordante, que todo el mundo envidiaría. Una imaginación que es la que le ayuda a salir adelante. La guía de sus deseos de ser feliz. Su mejor amiga desea con tanta fuerza ser feliz… Pero no se quiere dar cuenta que solo podrá cumplir su cometido, si es denunciando a su padre.

Encima ahora tiene que aparecer un tal Justin, conocido también como el príncipe, que no es más ni menos que Justin Bieber…Pero es su mejor amiga,
tiene que apoyarla.
Y confía que sea real. El que ha logrado meterse en su imaginación, el que la salve de esta soledad que se está apoderando de ella poco a poco.
Confía que sea él el que la salve de las manos de su padre, como dijo en los pensamientos de ella.
Pero, confiar y estar segura, son dos cosas muy distintas.

Y Alice, solo confía que Justin se lleve a su amiga de aquí.
¿Haría de verdad eso una estrella del pop, que se ha colado en las imaginaciones de su mejor amiga?

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